Opinión

Araceli Cavero

El mundo en conflicto

19 de diciembre de 2024

Estamos acercándonos al final del Adviento. Vamos a celebrar al Dios-con-nosotros. Que va a nacer el Príncipe de la Paz.

Llevo bastantes días pensando en el mundo que va a encontrar cuando llegue.

Desde hace dos años Ucrania está siendo masacrada por las tropas rusas. También Rusia se está llevando su parte como respuesta a la invasión que está llevando a cabo en ese país; pero como no tiene suficientes soldados, porque han ido cayendo a lo largo de estos dos años, ahora han llegado los soldados de Corea del Norte a echarle una mano en lo poco que queda para terminar con su propósito.

Israel lleva más de un año masacrando al pueblo palestino, y al mismo tiempo que liquida a los miembros de Hammás, se lleva por delante cantidad de civiles, entre ellos mujeres y niños. Solo que para los medios solo son números y para su primer ministro son “efectos colaterales”, como dicen los políticos cuando hay imprevistos (o muy previstos).

No contentos con todo esto, han atacado al pueblo libanés; también ahí quieren eliminar al grupo terrorista. Irán se ha metido como tercero ¿o cuarto? en discordia y se está a la espera de la respuesta que pueda dar, solo que Israel tiene a sus poderosos apoyos que le sostienen, de ahí su prepotencia con el resto de enfrentamientos.

Hace unos días fracasó una reunión en Angola donde se trataba la posible reconciliación entre los Tutsi y los Hutu de Ruanda; así que también ahí seguirá el conflicto.

Seguimos. Corea del Sur intenta un autogolpe de estado y no se sabe como terminará todo; de momento han destituido al presidente.

Por último, ojalá, aprovechando que Rusia está en otros menesteres ocupando Ucrania y ya no tiene muchos soldados para apoyar la dictadura de Siria, a pesar de los que llegan de Corea del Norte, han aprovechado los rebeldes y han ocupado, hasta hoy, las dos grandes ciudades, primero Alepo y después Damasco. Como es lógico, unos están felices, pero otros tienen sus dudas porque se temen que solo van a cambiar de dictadores, a pesar de las promesas de reconciliación que prometen los llamados rebeldes.

Quizá pueda haber un atisbo de esperanza al ver abiertas las puertas de las cárceles. Recemos para que no se vuelvan a cerrar y se vuelvan a cometer los crímenes como en la dictadura anterior.

Y mientras tanto las fábricas de armamentos se frotan las manos por los beneficios que conlleva el negocio de la guerra y de la muerte. No importa que quien pague la cuenta sea quien no tiene nada que ver con el asunto.

¡Ven Jesús, Príncipe de la Paz y arregla un poco este mundo tan hermoso que nos regalaste y que nosotros estamos destruyendo!

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