Dentro de pocos días, como cada primer viernes de mes desde hace ya más de diez años, no volveremos a reunir y a concentrar en la plaza de España de Zaragoza, para ejercer otra forma de protesta y de denuncia profética y social desde el silencio: sin ruidos, ni gritos, sin violencia…, solamente con la presencia callada, testimonial y silenciosa de quienes queremos visibilizar nuestra solidaridad con los derechos de las personas migrantes y refugiadas, así como denunciar las situaciones injustas que viven estas personas y reclamar una vida digna para todas ellas.
Los Círculos de silencio, se inician en la ciudad de Toulouse (Francia), en el año 2007, por iniciativa de un grupo de franciscanos, ante la violencia que estaban recibiendo las personas inmigrantes en aquel lugar. Con inusitada rapidez, los círculos se extendieron por ciudades de toda Francia, cruzando los Pirineos hasta llegar a poblar las principales ciudades de nuestro país.
Los círculos pretenden concienciar sobre una cultura no-violenta a través de una acción accesible a todo el mundo, en una actitud de respeto frente al que sufre, y con la mirada puesta en minar el apoyo de la sociedad a estas leyes injustas, especialmente contra el colectivo inmigrante.
¿Por qué nos reunimos en círculo y no en línea, frente a quienes nos observan al pasar por la calle donde nos concentramos? Sencillamente, porque el círculo integra, no excluye, no quiere separar ni dividir, busca acoger a toda persona desde su diversidad de origen y pensamiento. El círculo iguala, respeta, ayuda al encuentro de las personas y a que las miradas se crucen, creando un universo de sentimientos, emociones y afectos, que difícilmente podrían expresar mejor las palabras. El silencio es un medio, tan poco explorado y tan poderoso, para comunicar, defender, denunciar y expresar, que la vida y la dignidad de todo ser humano, tendría que ser la bandera que nos uniera a todas las personas, por el simple hecho de existir en este mundo.
Las personas que participamos en estos encuentros, tenemos diversidad de procedencias, pensamientos, creencias, ideas…únicamente, nos une esa solidaridad, cercanía y humanidad con todas las personas migrantes y refugiadas que, sufren situaciones de injusticia provocadas por leyes o actuaciones políticas, con las cuales no estamos de acuerdo, porque son contrarias a la dignidad de toda persona humana.
Estos encuentros comienzan disponiéndose todas las personas participantes, en forma de círculo, portando pancartas con lemas como No a las Leyes Contra Los Inmigrantes, El Inmigrante es Ciudadano, Ningún Ser Humano es Ilegal, etc. En el transcurso del círculo, cualquier persona que lo desee se puede incorporar y estar unos minutos dentro de él, participando en esta protesta silenciosa en la cual, cada persona es libre de vivir el silencio como cada uno lo pueda entender: desde el silencio militante, desde la oración, desde la solidaridad…