Viendo y oyendo la publicidad en los medios me pregunto donde queda la frase de Jesús que nos dice en el Evangelio “… no estéis agobiados pensando que vais a comer, ni por vuestro cuerpo pensando con que os vais a vestir…”
Ahora son todo inseguridades. Lo queremos todo bien amarrado, por si acaso.
Ponemos medidas de seguridad en las casas, no nos vayan a robar u ocupar. Incluso para controlar que nuestra mascota esté bien si la hemos dejado sola en casa.
Hay quien, aún teniendo asegurada la casa, quiere asegurarla más para poder abrirla por control remoto y así no tener que dar muchas copias de llaves a saber quién sabe quién: incluso hay quien lo hace porque las pierde muy a menudo.
También aseguramos los abogados por si un día tenemos conflictos legales que nos defenderán.
Pagamos seguros de decesos, algunos durante toda la vida. Pero ¡ojo! No necesites un servicio especial porque se te descuenta de otros servicios.
Se aseguran incluso las multas de tráfico. Es gracioso escuchar este anuncio que dice textualmente “Si no eres un temerario no pagarás multas” ¡No te fastidia! Si no soy temerario no me las pondrán.
Hay otro muy parecido, es unas veces una señora y otras un señor, que están agobiados por la cantidad de recibos que tienen pendientes y que no les da para llegar a fin de mes. Pero no deben preocuparse porque si “tienen una casa en propiedad…” ahí está la agencia que les negocia los recibos y les reduce un 80 % lo que tienen que pagar cada mes. Naturalmente están muy satisfechos. Lo que no nos dice hasta cuando tendrán que estar pagando, porque se supone que la tal agencia no los pagará. Ni tampoco se dice qué pasará con esa casa que tienen en propiedad si por algún motivo no pueden seguir pagando.
Facilita las cosas si se pueden pagar las adquisiciones grandes poco a poco para los que tenemos presupuestos ajustados. Lo que pasa es que, si nunca sucede nada grave, estamos regalando un dinero a unas compañías que no se sabe cómo van a responder, y estamos gastando un dinero que quizá necesitemos para otras cosas prioritarias, haciendo un agujero en el presupuesto.
Aparte de que personalmente no tengo muy buena experiencia, pienso en los viajes que he hecho a Madrid y que pasando por el Paseo de la Castellana, me llamaba la atención que los mejores edificios son de bancos y aseguradoras.
Con todo lo dicho, no quiero decir que Dios nos alimente solo por cantar como a los pájaros, ni que nos vista lujosamente como a los lirios. Que sí, que algo tenemos que hacer para ganarnos el sustento, pero también es bueno que dejemos al Señor que nos vaya marcando el camino para contribuir al plan que tiene para cada uno de nosotros.