Ismael de Tomelloso nació en esta localidad manchega el 1 de mayo de 1917 y murió en Zaragoza, en el Hospital Clínico, el 5 de mayo de 1938. «Soy de Dios y para Dios», repetía. Con motivo de este centenario muy celebrado en Zaragoza, se ha programado una peregrinación a San Juan de Mozarrifar (Zaragoza). Los actos tendrán lugar el sábado 9 de junio, comenzando a las 10.00 horas, con la reunión de los peregrinos en el exterior del edificio que albergó el campo de concentración en el que Ismael estuvo recluido y donde tendrá lugar una ‘Celebración de la Palabra’.
A las 11.30, en el salón de actos de la parroquia, el sacerdote Mariano Mainar pronunciará la conferencia titulada ‘Ismael de Tomelloso en el campo de concentración de Mozarrifar’. Las personas interesadas en participar en este encuentro en torno a una de las personalidades más influyentes en los hombres de Acción Católica de la posguerra, dispondrán de un autobús que saldrá a las 9.00 horas de la sede de la asociación ‘Ismael de Tomelloso’, en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores (C/ Juana de Ibarbourou, 10). Más información en el 976 420 087.
¿Joven de Acción Católica y en un campo de concentración?
«Cuando fue movilizada la quinta del 38, la suya, el 18 de septiembre de 1937, y tuvo junto con sus compañeros que hacer el petate camino del frente de Teruel, iba bien avisado: No digas a nadie lo que piensas, lo que sientes, lo de la Acción Católica, las cosas de iglesia, de los chicos, de las monjas… Eso -se decía él a sí mismo-, a callar y a rezar; y a echar una mano como sea, si llega el caso, a los demás, o cantar una canción por lo bajines: es propio de quien cree en Dios cantar. Cuando tuvo lugar en la primera semana de febrero del 38 la batalla del Alfambra, él ofreció a Dios el silencio por la paz. Era la guerra y él tan pobre que no tenía otra cosa. Además, ¿para qué hace falta decirle a nadie que uno es de Acción Católica? Aunque te hagan prisionero y te pasen al otro lado y al fin puedas hablar, lo mejor es callar, e irse derecho sin apenas ruido a las mansiones de Dios…» ( P. Valentín de Areteaga, postulador de la causa de canonización de Ismael).