Jornada Mundial del Migrante y del refugiado «Comunidades acogedoras y misioneras»

David López
28 de septiembre de 2024

La Iglesia lleva 110 años celebrando la Jornada Mundial del Migrante y el refugiado. Sin embargo, en esta ocasión nos llega en medio de una crisis migratoria sin precedentes en Europa. La última encuesta del CIS situaba la inmigración como primer problema para la sociedad española. Ante esta realidad, los obispos nos recuerdan nuestra identidad itinerante como Iglesia. Desde el Éxodo hasta Pentecostés, el Pueblo de Dios se ha construido en camino. «La catolicidad», nos recuerdan en su mensaje de este año, «es una de las notas de la Iglesia, nos abre a la diversidad, al mestizaje que se ha hecho realidad en tantos momentos históricos y lugares, al encuentro de culturas, diversidad en armonía, unidad y no uniformidad». 

La última Exhortación de la Conferencia Episcopal sobre la pastoral con migrantes nos lo dice bien claro: «o somos una Iglesia acogedora y misionera, o no seremos». Los obispos nos invitan a dejar de hablar de «números» o «flujos» y empezar a mirar a los migrantes como “personas”.  La Subcomisión Episcopal para las Migraciones pone el foco en nuestras parroquias como primeros centros de acogida de los extranjeros que llegan a nuestros barrios y pueblos en una situación de desamparo. Es el caso de Irena Vera, residente en el barrio del Ensanche de Teruel. «Desde el primer momento, el apoyo de la parroquia de Santa Emerenciana fue inmediato. El párroco enseguida vino a casa y se preocupó por nosotros», nos cuenta esta venezolana que el 12 de octubre cumplirá 8 meses de su llegada. «En estos momentos de desesperación, de desesperanza, es la fe lo que te sostiene. Sentirse parte de una comunidad es fundamental», asegura. 

Un caso parecido al de Érika, que llegó a España hace 5 años con su hija de corta edad. Recaló en Las Fuentes en plena pandemia donde encontró la ayuda de la parroquia de Cristo Rey. «Nos ayudaron mucho. Ahora participo en la Mesa de la Hospitalidad. Hacemos reuniones en Santa Engracia, donde compartimos un café durante una hora y hablamos entre nosotros. Compartimos necesidades y nos ayudamos mutuamente». Testimonios que se repiten por toda nuestra geografía. En Calatayud, desde la parroquia de Santa María, nos llega el testimonio de una mujer rumana de 75 años que prefiere no decir su nombre. «Gracias a las trabajadoras de Cáritas conseguí trabajo cuidando a un matrimonio de ancianos. Me casé con un señor de aquí. Estoy muy agradecida». Muchas de las personas que llegan lo hacen huyendo de situaciones de conflicto, persecución y extorsión. «Las dificultades para solicitar cita, la falta de permiso de trabajo y el largo proceso para el reconocimiento de la protección abocan a la gran mayoría a la precariedad», nos cuenta Luis Rodríguez, coordinador de Acción Comunitaria en los Territorios de Cáritas Diocesana de Huesca. Hace casi un año que la realidad de la migración tocó el corazón de la parroquia de San Miguel de Graus. «Cada vez llegan más personas de África, América y Europa del Este. Piden ropa, comida y trabajo. Con esta situación, el grupo de Cáritas parroquial, junto a la delegación diocesana, decidimos iniciar un grupo de migrantes, para orientarlos en lo que tiene que ver con documentación en el Ayuntamiento, con orientación sobre trabajos, en una red de apoyo de amistad y acogida, entre otras cosas», relata Nacho Cardona, moderador de la Unidad Pastoral de Graus. La iniciativa se ha completado invitando a otros migrantes que llevaban ya un tiempo en el territorio para que contaran su experiencia y cómo han logrado integrarse en la sociedad. «También hemos celebrado algunas fiestas propias de los países de donde proceden. Y hasta tenemos un grupo de reciclaje de ropa. Está siendo una experiencia interesante, sobre todo de apoyo y solidaridad», sostiene el párroco grausino.

Son “nosotros”

En su mensaje para esta Jornada, el papa Francisco advierte que el encuentro con el migrante, «como con cada hermano y hermana necesitados, es también un encuentro con Cristo». Inspirados por estas palabras, los obispos españoles nos conminan a evitar «reduccionismos que, con la excusa de la legítima diversidad de opciones o visiones políticas, agrieten la comunión entre católicos y la comunión con los más empobrecidos, aquellos con quienes Cristo se sigue identificando. Por ello, no los idealicemos, pero tampoco los despreciemos o problematicemos. No son mejores ni peores que nosotros, son “nosotros”».

https://www.conferenciaepiscopal.es/wp-content/uploads/2024/09/Mensaje-obispos_Migraciones-2024.pdf

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