El obispo de Barbastro-Monzón presidió la fiesta de la Virgen que, el domingo más próximo a la Asunción, se ha celebrado en Torreciudad. Don Ángel agradeció a los fieles su presencia “bajo el regazo espiritual” de Nuestra Señora de los Ángeles, advocación milenaria a la que los fieles acudían en romería, antiguamente, por san Joaquín. «María nos reúne», señaló el prelado, al comienzo de la eucaristía solemnizada por la organista, Maite Aranzabal.
“María es la primera creyente y la primera discípula, y como tal se convierte en puente que une y reúne a todos sus hijos en torno a la misma mesa”, afirmó don Ángel en la homilía. “Que Torreciudad sea la casa del encuentro de todos los hijos que peregrináis, de lejos o de cerca, buscando el pan de la vida y el bálsamo del corazón, que en Torreciudad encontréis un verdadero hogar donde os espera siempre la Madre, que es de todos, la misma para todos, aunque le adornen advocaciones diversas”, deseó.
Tras la eucaristía, los asistentes acompañaron a la Virgen de Torreciudad, portada por vecinos de la zona, hasta la ermita. Allí, cantaron los Gozos a la Virgen antes de recibir las ofrendas de productos de la zona. Finalmente, se presentaron 33 niños y niñas nacidos este último año a la Virgen y, conforme a la tradición, se realizó el pesaje: sus familias entregaron el equivalente al peso de los pequeños en diversos productos como frutas y verduras, vino, arroz o aceite. Esta «caridad», como explicó el obispo antes de bendecir lo recogido, antecede a la actual Cáritas que, en este caso, será la destinataria y canalizadora entre las familias necesitadas de Barbastro-Monzón de ese pesaje.
