Jesús pensó que se merecían un descanso 

Pedro Escartín
21 de julio de 2024

 Un café con Jesús 

Flash sobre el Evangelio del XVI Domingo del Tiempo Ordinario – B – (21/07/2024) 

En el evangelio de hoy (Mc 6, 30-34), Marcos designa a los discípulos con el nombre de “apóstoles”, es decir, enviados. Éstos han regresado de la misión que comentamos el domingo pasado. Han regresado contentos, contando «todo lo que habían hecho y enseñado». Después de escucharlos, Jesús pensó que se merecían un descanso, y le he dicho a modo de saludo: 

? Ya veo que estabas en todo. Tus discípulos volvieron entusiasmados de aquella correría apostólica a la que los enviaste y pensaste que estarían cansados. Supongo que por eso les propusiste iros a descansar solos tú y ellos… 

? Y también porque quería tener con ellos una conversación íntima, pues, como dice el evangelista con algo de exageración: «eran tantos los que iban y venían, que no encontrábamos tiempo ni para comer» ?ha añadido?. Ciertamente, en aquellos primeros meses de mi misión, la gente de Galilea estuvo muy receptiva, aunque no siempre fue así ni todos me acogieron de igual modo. 

? Pero los comienzos habían sido buenos. Pienso que esto te daría ánimos para seguir con la tarea que el Padre te había encomendado ?he replicado?. 

? Por descontado ?me ha dicho después de tomar un sorbo de café?: a nadie amarga un dulce decís vosotros cuando lleváis el viento de popa. Pero además quería tener con ellos una conversación íntima, como te decía… 

? ¿Qué pretendías decirles en esa conversación? ?le he preguntado intrigado?. 

? Pues algo que pronto sería evidente y, si no estaban prevenidos, podría desorientarlos ?me ha respondido sonriendo?. El éxito de sus primeras correrías apostólicas no iba a ser permanente. Pronto serían testigos de las reticencias de la gente importante de Israel hacia mis palabras y actuaciones, y de cómo se echarían atrás algunos de los que me aclamaron como profeta. Cargar cada día con la cruz no es fácil, ni para mí ni para mis discípulos. Por eso teníamos que hablar en confianza y comentar qué hacer cuando apareciera la tentación del desencanto. Quería que conocieran la experiencia que ha tenido tanta gente santa de mi Iglesia, la experiencia que yo recomendé a Pedro, Santiago y Juan en el monte de los Olivos la noche en la que comimos las Pascua: «Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu esta pronto, pero la carne es débil». ¿Recuerdas cómo se comportó Pedro? A pesar de haber proclamado que no me negaría, aunque tuviera que morir conmigo, aquella misma noche me negó tres veces. Pero en lugar de orar, se había quedado dormido… 

He permanecido pensativo, rumiando la explicación de Jesús a mi pregunta. Mientras tanto he tomado mi taza de café y lo he saboreado al tiempo que trataba de fijar sus palabras en mi memoria. Luego le he recordado que estábamos hablando del evangelio y he continuado: 

? Aquel día la gente te chafó el retiro que habías planeado con tus discípulos. Al llegar en barca a la otra orilla, se te habían adelantado por tierra y te estaban esperando. Por lo que escribió el evangelista, aquel gesto de la multitud te emocionó y te dio lástima de la gente… 

? Es que andaban como ovejas sin pastor. Hoy habéis rezado en el salmo «El Señor es mi pastor / me conduce hacia fuentes tranquilas / y repara mis fuerzas. / Aunque camine por cañadas oscuras, / nada temo, porque tú vas conmigo…». Si el Padre quiso cumplir en mí la promesa de proporcionar un “buen pastor” a su pueblo, yo no podía hacer otra cosa que ponerme a enseñarles con calma, como dice el evangelista. Tiempo habría para retirarme a orar con mis discípulos ?ha concluido recordando aquellos momentos junto al lago, y así ha terminado hoy nuestra tertulia, dejándome sorprendido y pensativo?. 

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