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«Buscad al Señor», una herramienta para redescubrir el mandato misionero de Jesús

David López
16 de julio de 2024

Peralta de la Sal volvió a acoger el pasado mes de junio la Escuela de Verano para Catequistas de Aragón con el curso «CATEQUESIS, ESCUELA DE ORACIÓN». La sesión introductoria corrió a cargo de Lola Ros, miembro del Equipo de la Delegación de Catequesis de Zaragoza y de la Asociación Española de Catequetas (AECA) que hizo una presentación del catecismo para adultos «Buscad al Señor».

«Dios ama a los hombres como un Padre, sacia de bienes sus anhelos y los colma de gracia y de ternura. El amor gratuito de Dios a los hombres se ha manifestado en una historia que la Iglesia nunca ha dejado de narrar y que los cristianos acogemos con fe y gratitud (…)» Con estas palabras de la historia de la salvación que recoge el Catecismo «Esta es nuestra fe» comenzaba Lola Ros su presentación del nuevo catecismo que la Iglesia en España ha puesto a disposición de las comunidades. Un prólogo que supone toda una declaración de intenciones a la hora de exponer esta novedad eclesial: «Los catequistas somos los motores» de este proyecto, conscientes de que «la Iglesia existe para evangelizar». Para esta laica comprometida hasta el tuétano con la misión, estamos ante un tiempo nuevo en el que el Señor sigue ofreciéndonos su salvación para todos los hombres. Un reto, decía, que pasa por construir «comunidades activas formadas por discípulos misioneros (siempre, no sólo a tiempo parcial)».

Sólo desde el encuentro serio con el Señor podemos crear comunidades vivas de discípulos misioneros

El nuevo catecismo para adultos «Buscad al Señor» parte de una realidad para muchos desoladora donde la cultura y la sociedad se han secularizado hasta límites que no se hubieran sospechado hace medio siglo. El régimen de Cristiandad ha desaparecido y se ha roto la cadena de transmisión de la fe, apenas sustentada en muchos casos por los abuelos. Con una comunidad de fieles envejecida y cansada. Ante este panorama, Lola Ros nos recuerda que es el momento de «redescubrir el mandato misionero de Jesús»; una llamada a evangelizar y acompañar procesos de fe por medio del catecumenado bautismal y la revitalización cristiana. Pero para eso, es necesaria una conversión personal que nos lleve a una renovación pastoral: «solo desde un encuentro serio con Cristo podremos hablar de comunidades de discípulos misioneros, convertidas al Señor Jesús.

RICA Proceso de Iniciación Cristiana

Pocos católicos, incluso muchos catequistas desconocen el proceso de iniciación cristiana compuesto de precatecumenado, catecumenado, purificación e iluminación y mistagogía. Ros insiste en la necesidad de afrontar el Primer Anuncio como mandato personal antes de la formación como tal. «Hay que provocar un encuentro con el Señor». Del mismo modo, esta experta en catequética advierte de que no hay que separar catequesis y liturgia, «del mismo modo que hay que incorporar la oración o la visita al Sagrario con los catecúmenos».

La catequesis es el catequista

Una vez más, la figura del catequista cobra vital importancia en la dinámica de conversión. «La catequesis es el catequista». No basta con que alguien exponga una serie de conocimientos o tradición por sí misma. Por eso es tan importante interiorizar previamente este documento. Porque es el modo en el que se traslada, no la transmisión en sí la que cuenta. «Acompañamos procesos, no enseñamos cosas», insiste Lola.

La importancia de la comunidad

Además del acompañamiento personal de los destinatarios de este catecismo, hay que proponer una comunidad en la que desarrollar ese proceso de fe. «Si no podemos decir: «Venid y veréis», perdemos el tiempo. La comunidad tiene que acoger al catecúmeno para que cobre sentido su experiencia de fe». De hecho, Lola Ros insiste en que las experiencias de Primer Anuncio tan de moda ahora en nuestra Iglesia han de aterrizar en una comunidad concreta, en una parroquia donde se acompañe ese proceso. Sin perder de vista, recuerda, que «el Primer Anuncio es sobre todo el testimonio personal que cada cristiano da en su entorno a las personas con las que convive».

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