En una jornada de sol radiante, se celebró en Teruel una de las fiestas más relevantes del calendario litúrgico: la solemnidad del Corpus Christi. En la Santa Iglesia Catedral de Teruel, a las doce del mediodía, se inició la Eucaristía presidida por el obispo, don José Antonio Satué, en la que se resaltó la presencia de Cristo en la Eucaristía, instituida el Jueves Santo durante la última cena.
Un centenar de niños y niñas acompañados por sus familiares y el resto de fieles abarrotaron la Catedral. La homilía pronunciada por don José Antonio fue dedicada especialmente a los niños y niñas que han hecho su primera Comunión en este año. «Es una fiesta muy bonita y a veces difícil de entender», para facilitarles la comprensión destacó tres palabras, que les servirán para vivir esta fiesta del Corpus. Las tres palabras son cuerpo, pan y pobres. Hacer cuerpo es estar unidos, destacó que es importante que seamos cuerpo, que seamos familia y que si estamos en comunidad somos más fuertes. La segunda es pan, no solo tenemos hambre de comida, resaltó que hay otros hambres, hambre de amor, de esperanza, de hacer el bien… y «Jesús es el pan que quiere alimentar esas hambres más hondas de nuestro corazón». La tercera palabra y última es pobres, cada vez que ayudamos a una persona pobre ayudamos a Jesús que está presente en ellas, pero no solo pobres de dinero, también las que tienen necesidades de amor, cariño, comprensión … Durante la celebración se tuvo un emocionante homenaje a Juan Marco Deler, quien ha estado al frente de nuestra Cáritas diocesana durante 13 años, y que ayer cedía el testigo a Antonio Hernández Torres.
Posteriormente arrancó la procesión, que discurrió desde la plaza de la Catedral hasta la plaza del Torico, acompañados como siempre por la Banda de Música Santa Cecilia de Teruel. Precediendo a la majestuosa Custodia Mayor, realizada en 1742 por el platero cordobés Bernabé García de los Reyes, se encontraban las niñas y niños comulgantes. Una vez en la plaza del Torico, volvió a tomar la palabra el Sr. Obispo, que nos señaló que el Corpus es «la fiesta de Dios que, por amor, se hace pan, para alimentar nuestras hambres más hondas, esas que muchas veces no queremos ni siquiera reconocer». Y nos invitó a «no apagar ni disimular nuestras hambres más profundas; a acercarnos y a comer de este Pan, para saciar nuestras hambres más hondas y ser pan bueno para quienes tienen hambre de fraternidad, de verdad, de sentido y de esperanza» Tras estas palabras los niños y niñas arrojaron de sus cestas los pétalos de flores a la Custodia, una tradicional y hermosa estampa que se repite cada año.
Concluyó tan solemne acto en la puerta de la Catedral con la presentación del Santísimo por nuestro Obispo, quien al finalizar agradeció a los niños y familiares su participación, a las catequistas, a los miembros de las hermandades y cofradías y a todos los que colaboraron en la organización de la celebración.