La Iglesia celebra este domingo 26 de mayo, solemnidad de la Santísima Trinidad, la Jornada Pro Orantibus, que este año lleva por lema, «Contemplando tu rostro, aprendemos a decir: “¡Hágase tu voluntad!”» . Desde la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada nos recuerdan con este motivo la actitud de las dos Marías, la hermana de Betania y la madre del Señor. Las dos están «cerca del Señor en toda circunstancia, incluso allí donde imperan las tinieblas del dolor y el sinsentido: en la tumba del hermano muerto o en la cruz del hijo agonizante». Ambas «representan los mejores ejemplos de la vocación contemplativa en la Iglesia». Por ellas, nos dicen, «se cumple esa peregrinación interior por la que la visión humilde del Señor en todo tiempo y lugar termina traduciéndose en una senda esforzada de discipulado».
La comunidad monástica del Instituto del Verbo Encarnado, en Barbastro, -la única masculina en Aragón- lleva desde 2009 haciendo presente la vida contemplativa en torno a la figura de María, venerada aquí como Nuestra Señora del Pueyo. En esta tierra, regada por la sangre de los mártires, oran y trabajan cuatro monjes y un estudiante, ocupados enteramente a dar testimonio del Amor de Dios. «Lo vivimos como una Gracia», nos dice Pablo Di Césale, superior del monasterio, a quien pedimos que nos “enseñe a orar”, con el lema de este año dedicado a la oración. «Hay que empezar por descubrir nuestra vocación de hijos e hijas de Dios», nos dice, convencido de que «el cristianismo del tercer milenio ha de sostenerse en la oración», recordando las palabras de quien consideran el padre espiritual de la congregación, san Juan Pablo II. «Juan Pablo II decía que un cristianismo sin oración, es un cristiano en riesgo. En riesgo de aceptar respuestas a esa sed de Dios que encierra el corazón del hombre, en espiritualidades que no nos abren a la trascendencia, al Dios revelado. Y él mismo decía que si no somos todos contemplativos del rostro de Jesús, del cual nos hablan los evangelios, nuestro testimonio será muy pobre».
EXPERIENCIA DE DIOS
Para Di Césare, «orar es un camino de profundización en el que hay que dejar que Dios hable. No se trata de hacer un monólogo», explica. Pero sobre todo, «la oración ha llevarnos a la experiencia de encuentro con Dios, haciendo realidad las palabras de San Juan de la Cruz: “estarse amando al Amado”», comenta este sacerdote llegado de Argentina, para quien «la experiencia de poner a los jóvenes ante el Santísimo ha sido providencial». A todo ello ayuda la experiencia del silencio y de la soledad buscada, -explica- «siempre con la idea de que, al volver a la vida cotidiana, seamos capaces de seguir contemplando a Dios».
VIDA ACTIVA
Y es que «contemplativo no significa replegado sobre sí mismo», aclara. De hecho, los monjes del IVE tienen clara la dimensión social de su vocación, muy vinculada a su carisma de evangelización de la cultura, traducido en su labor de formación extendida por colegios y universidades, además de las obras de caridad con los más necesitados, y siempre en permanente contacto con las comunidades en las que habitan. En el caso del monasterio de El Pueyo, una de las labores que más horas de trabajo les ocupa es la atención a los peregrinos a través de la hospedería. «Estamos a tope. Ya no disponemos de reservas para este año y ya nos están llegado peticiones para 2025», asegura el Padre Pablo, quien no se atreve a cuantificar las miles de visitas que recibe el santuario al año. Además, los monjes valoran especialmente la vida comunitaria: «Hacemos muchas excursiones a los alrededores y nos gusta practicar deporte siempre que podemos», apunta el superior, quien confiesa que «jugar a fútbol es lo que más nos gusta».
FORMACIÓN ON LINE
La Comisión Episcopal para la Vida Consagrada ha elaborado los materiales para apoyar la celebración de esta Jornada que pueden descargarse en la web de la CEE. Además, ha organizado dos ponencias para las tardes del 22 y el 24 de mayo, que se podrán seguir online, de las 16.30 a las 17.45 horas, desde el canal de YouTube: www.youtube.com/c/CatólicosenRed. El miércoles 22 estará a cargo del jesuita José Antonio Guerrero y el viernes 24 intervendrá Pilar Avellaneda, de la Orden Cisterciense.