El 12 de enero, el santoral diocesano nos señala la celebración de san Victorían, cuya vida se cuenta de distintas maneras. Por un lado, se afirma que san Victorián o Victoriano, Beturián, nació en Italia en el año 480 y murió octogenario, hacia el año 561. Huyendo de las consecuencias públicas de su fama de santidad, llegó a los Pirineos; otros dicen que huía sencillamente de las tentaciones terrenales.
Una versión acerca de la historia de este santo explica que tras una vida de eremita en la Cueva de la Espelunga y realizando grandes prodigios, fue nombrado abad del monasterio que en un principio se llamaba San Martín de Asán.
Otra afirma que cruzó los Pirineos y llegó a refugiarse en la Sierra de Guara, llevando a cabo posteriormente, la fundación del monasterio conocido en un principio con el nombre de San Martín de Asán, en el barranco de Vadiello, según se dice, en el despoblado de Isarre o Arasarre al norte de Santa Eulalia la Mayor. Tiempo después, en el siglo XI el monasterio tomó su nombre pasándose a llamar de San Victorián o San Beturián.