Los días 25 y 26 de octubre se han celebrado las LV Jornadas de Teología que ha convocado la Pontificia Universidad de Salamanca (UPSA), bajo el título ‘Los gemidos seculares del Espíritu’. La doctora en Teología Estela Aldave, profesora del Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón (CRETA) especializada en Sagrada Escritura, ha compartido su ponencia: ‘El Espíritu en la Escritura. Presencia vivificadora y sorprendente de Dios en la historia’.
¿Cuál es el sentido que tiene convocar unas jornadas dedicadas a la reflexión teológica?
El decano (Francisco García, UPSA), tanto en la apertura como en la clausura, ha subrayado mucho la cuestión del pensar y pensar juntos. Creo que las Jornadas de Teología, como otras jornadas o congresos, nos ayudan a escuchar, a aprender, también a dialogar y a profundizar en los temas que se tratan en ellas. Ese hecho es importante: pararnos y dedicar un tiempo y un esfuerzo a escuchar, aprender, dialogar… y así enriquecernos unos a otros.
‘Los gemidos seculares del Espíritu’. ¿Qué quiere decir? ¿Cómo entenderlo al margen del campo teológico-académico?
El título resulta muy sorprendente y, al principio, desconcierta. Sin embargo, creo que es un título muy sabio y enormemente lúcido y enriquecedor. ¿Por qué? Con “gemidos” nos trasladamos a las cartas de Pablo; por otro lado, el apellido “seculares” nos lleva fuera del ámbito eclesial. Atendiendo a toda la Historia de la Salvación, fuera del Pueblo de Israel, fuera de las primeras comunidades cristianas y fuera de la Iglesia.
En definitiva, es cómo el Espíritu hoy se manifiesta en el mundo que nos rodea, al margen de los creyentes. Es una cuestión muy importante porque nos obliga a buscar donde está presente ese Espíritu y nos plantea una pregunta, al seno de la Iglesia: “Qué podemos aprender hoy de la realidad de nuestro mundo”. Estamos más acostumbrados a pensar a la inversa, “qué podemos aportar nosotros a nuestro mundo”, en calidad de maestros, pero esto nos sitúa bajo la perspectiva discipular. Al final, nos pregunta si el mundo nos ayuda a vivir más fielmente el Evangelio. ¡Es un título muy atrevido!
De todo lo que hemos podido aprender estos días, ¿con qué te quedas personalmente?
Quizá lo que más me ha impactado es ver cómo afloran movimientos sociales en pro de la justicia, de los derechos humanos, el movimiento feminista… y otras cuestiones, como la dinámica integradora de la sociedad. Esto nos hace hoy, a la Iglesia, mucho más evangélica, ¿no? Nos ayuda a cuestionar modos de vida y de organización; nos ayuda a ser más fieles a eso que estamos llamados a ser.
En la Iglesia nos estamos tomando muy en serio el papel del Espíritu
En tu ponencia, comentando la actuación del Espíritu en la vida de los personajes Ciro y Balaán, la definiste como “ver la realidad con los ojos de Dios y actuar en consecuencia”. ¿Cómo puede aplicarse este significado a la vida ordinaria?
En mi ponencia, insistí mucho en cuestiones que tienen que ver con el restablecimiento del derecho, la justicia y la paz, porque es un tema muy recurrente en la Biblia. Entonces, estos personajes, aún sin ser creyentes -son paganos-, son capaces de ver la realidad como Dios la mira. Porque el Dios de la Biblia es un Dios preocupado especialmente por la vida más amenazada. Ellos se comportan así: están en el mundo de una manera similar a la que Dios está en el mundo.
En cuanto a la mirada eclesial y las consecuencias ad intra de esta reflexión, ¿cuál es la importancia de los gemidos del Espíritu en este momento?
Hoy está el tema de la sinodalidad. El Sínodo. Justo ayer se hizo público el mensaje final. En la Iglesia nos estamos tomando muy en serio el papel del Espíritu, que está en todos los bautizados. Nos lleva mucho a la escucha. La escucha a todos los creyentes, con seriedad, reconociendo que, en cada persona -desde su sensibilidad, su lugar social, su experiencia vital, su cultura, etc.- tiene algo que revelar de lo que Dios nos está diciendo.
El profesor Emilio J. Justo (UPSA) decía en su conferencia que no se atreve a afirmar lo que dice el Espíritu porque Él no lo sabe. ¿Por qué merece la pena hablar y pensar Teología hoy?
Pues porque, dependiendo de lo que pensemos de Dios y del Espíritu, vivimos. Es verdad que tenemos que ser humildes y reconocer que no conocemos al Espíritu, pero también es verdad que no es lo mismo pensar la acción de Dios y del Espíritu de un modo que de otro. Creemos en un Dios que se revela en la historia, que nos invita a vivir en la historia y a tomarnos en serio la historia y la vida.