Cada 12 de octubre y sobre el privilegiado escenario de la pradera de Pineta, devoción y tradición se unen en un baile de origen religioso: el Chinchecle. Un vez más, el Corro d’es Bailes de La Valle Bielsa ha interpretado este año el solemne baile de origen muy antiguo, que inicialmente interpretaban solo hombres.
Consta de tres partes: la primera, cantada, son albadas a la Virgen de Pineta, patrona de todo el valle. En la segunda, una mujer dirige el baile que prosigue con la colocación de las parejas y las características «brincaderas», tras las que se vuelven a recoger y salir, ocupando los espacios de la nave central y los laterales. El final llega con el vals de la gaita y la agrupación de los danzantes por cuartetos o tercetos.
El arcipreste de Sobrarbe-Ribagorza, John Mario Mona, subraya como de la devoción religiosa han surgido tradiciones tan queridas por los fieles, como este Chinchecle.