Llegadas desde todos los puntos de España, las participantes en la Jornada Mariana de la Familia de Torreciudad han iniciado el curso sumándose a la petición del papa Francisco de «vivir la vocación de esposos, padres e hijos, teniendo como punto de referencia y firme inspiración a la Sagrada Familia de Nazaret». El mensaje del Santo Padre cerró la eucaristía que, en la explanada del templo, presidió el obispo de Barbastro-Monzón, Mons. Ángel Pérez, con el báculo del beato Florentino, obispo mártir de la diócesis.
«La familia es el valor más seguro«, repitió e hizo repetir a los asistentes don Ángel, pidiéndoles que, más allá de las «coordenadas visibles» que hablan de un modelo familiar en crisis, nos fijemos en las «invisibles». «Si queremos recuperar el atractivo de la familia, hemos de poner a Dios en el corazón y en el centro, y a la familia como el mejor motor del cambio». Un cambio de la mano de una «revolución silenciosa para ser ternura de Dios para un mundo que necesita a Dios más que nunca. Necesita una Iglesia viva, misionera, corresponsable y martirial». En este sentido añadió que «en nuestra Diócesis hemos visto no sólo necesario sino urgente hacer una opción por evangelizar la familia. Pasar de una Iglesia como bazar de lo sagrado a una gran familia de familias«. Don Ángel, con la ayuda de tres niños y una niña, mostró a los asistentes la «baraja de las familias», una baraja en las que las cartas proponen textos evángelicos, preguntas o frases para la reflexión en familia y, sobre todo, en pareja.
El coro del colegio Alborada de Alcalá de Henares solemnizó la santa misa y realizó además un pequeño recital tras el ofrecimiento de los niños a la Virgen de Torreciudad, en el interior del templo. Por la tarde, el rezo del Rosario en los soportales de la explanada y la bendición con el Santísimo desde el altar al aire libre pusieron el punto final a la jornada.
