«Vuestra aventura vocacional comenzó cuando sentisteis en el corazón la llamada de Dios […] Salisteis de vuestras familias y fuisteis al Seminario, a una “tierra” muy diversa a la de vuestras casas, con costumbres desconocidas, personas distintas, con más riquezas y pobrezas de las imaginadas previamente. Después, la llamada de Dios volvió a resonar en no pocas ocasiones. Sal del Seminario y acude a esta parroquia o a esa tierra de misión, y después asume esta responsabilidad que te produce tanta ilusión o tanto miedo«
Con estas palabras se dirigía el Sr. Obispo, en su homilía, a quienes celebran este año sus Bodas de Oro y Plata Sacerdotales. Destacaba también, don José Antonio, la llamada de Dios, la cual es una bendición no solo para las personas vocacionadas, es también una bendición para todos. Concluyó afirmando: «Hoy la llamada de Dios vuelve a resonar en esta Catedral en vosotros, en el resto de sacerdotes, en todos los hermanos y hermanas que participamos en esta celebración».
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