El oscense Francho Gracia, de 28 años, ha sido elegido presidente nacional de la Juventud Obrera Cristiana (JOC).
¿Cómo llega Francho Gracia a la presidencia de la JOC?
Hace muchos años que conocí la JOC y he ido participando en Huesca y Zaragoza. Me hice militante y era tener un compromiso y una continuidad más fuertes. A finales del año pasado me llamaron del equipo estatal para que reflexionase sobre si quería venir a Madrid. Ha sido una decisión dura, pero dije que sí. Encontraba más gozo en venir y en participar que en quedarme en Huesca.
¿Cuáles son los primeros pasos que se han dado desde su elección?
No llevo mucho tiempo, apenas dos meses, y desde entonces me estoy dedicando conocer a la gente que hay aquí, también de otros movimientos y espacios de la Iglesia. A escuchar mucho cómo está el trabajo que se está desarrollando, la experiencia de gente que lleva más tiempo… Al final, trabajar en espacios estatales y coordinarte con movimientos y asociaciones de laicos es diferente a hacerlo en el espacio diocesano. Es un espacio de aprendizaje y de escucha.
Para quien no conozca la JOC, ¿en qué consiste su labor?
Nosotros decimos que la misión de la JOC es educar y evangelizar a los jóvenes de clase trabajadora. Eso se concreta en que hay equipos de vida compuestos por jóvenes que se encuentran semanalmente. Mediante la revisión de vida, el estudio del Evangelio y una metodología se trabaja sobre su vida, compromiso y acción. A nivel regional también se preparan otros encuentros, reuniones o campamentos. No son solo trabajadores, pueden ser estudiantes o parados. Es un perfil de joven alejado de la Iglesia que hace que nuestra misión esté en salida, en las calles, los colegios e institutos porque de otra manera no se llegaría.
¿Qué puede hacerse desde la JOC para mejorar las condiciones laborales de los jóvenes?
Tenemos una herramienta, la acción. Los jóvenes hacen un análisis de la realidad que están viviendo: precariedad, temporalidad, salarios bajos… Mediante la acción se propone ponernos en marcha y buscar propuestas, alzar la voz en busca de unas mejores condiciones. Intentamos pequeños gestos y acciones para que la juventud tome herramientas y pueda defender sus condiciones laborales.
¿Y respecto al acceso a una vivienda digna?
Es algo similar. Tomar conciencia y hacer un análisis: alquileres muy altos, condiciones muy exigentes para acceder al alquiler o la compra… No trabajamos tanto como con el tema del trabajo, pero la JOC ha hecho campañas y recoge esa preocupación para hacer de ella una voz que se alce con herramientas y alternativas. Exigir a los gobernantes que se abra un camino para hacer la vivienda más accesible.
¿Cuál es su papel dentro de la Iglesia?
Hay muchos papeles. Pienso que la Iglesia es participable y que hay espacios para jóvenes. Con la Pastoral Juvenil y otros movimientos. No somos muchos y nos gustaría que tuviésemos cada vez más papeles y entrasen jóvenes a las parroquias y los consejos diocesanos. Que se les escuche y se acojan sus propuestas, son un nexo de unión con el mundo que viene y que cambia muy rápido. La Iglesia va a avanzar y tiene que hacerlo con más participación y escucha.
¿Pueden tener una mayor presencia?
También existen cauces de participación pero falta un punto de escucha y de acoger propuestas. En Huesca falta un consejo de la juventud local, la política del Ayuntamiento también se queda insuficiente. Lo hacen asociaciones civiles y religiosas, pero hace falta un punto más de escucha y de acoger propuestas, escuchar a la juventud de una manera más proactiva.
¿Cómo va a ser el verano de la JOC? Además, a las puertas de la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa.
Sobre todo, campamentos. Nosotros no vamos a participar en la JMJ, pero nos complementamos. Habrá un campamento de la JOC de Aragón del 31 de julio al 6 de agosto en Virgen Blanca, en el valle de Chistau.
