La Unidad Pastoral de Barbastro -coincidente con el Arciprestazgo del Somontano- celebró, por segundo año consecutivo, un encuentro de advocaciones marianas que, bajo el lema «Con María, caminamos juntos» sirvió para despedir el mes de mayo y sumarse a la plegaria por el trabajo del Sínodo. En la S.I. Catedral se reunieron la Virgen del Socorro de Coscojuela de Fantova, la de Cuarcos de Costean, la de la Candelera de Salas Altas, la Virgen del Plano de Salas Bajas y de Barbastro, la de la Carrodilla de Estadilla, la del Inmaculado Corazón de María de Barbastro, Nuestra Señora de la Asunción de Fonz, Huerta de Vero, Pozán de Vero y Barbastro, la de Torreciudad de Secastilla, Nuestra Señora de El Pueyo, la Virgen de la Bella de Castejón del Puente, la de la Esperanza de Barbastro, la Virgen del Viñero de El Grado, la de los Dolores de Naval y la del Carmen de Barbastro.
Cada una de ellas llegó acompañada por fieles de las localidades o los sacerdotes que sirven en esas comunidades, y compartieron con los asistentes las oraciones, gozos o canciones con las que tradicionalmente se dirigen a la Madre. A cada una de ellas pidieron los fieles su protección, antes de colocar un clavel rojo en la cruz florida que presidió la ceremonia.
A continuación, el obispo, Ángel Pérez, presidió la eucaristía y recordó la impronta mariana de esta diócesis y su Proyecto Mariano de Evangelización. «María fue la primera creyente y la primera discípula. La podemos adornar con ropajes, mostrar sus advocaciones, pero lo importante fue que creyó contra toda esperanza», afirmó. Don Ángel animó a los asistentes a releer los doce episodios en los que aparece la Virgen en el evangelio y en los Hechos de los Apóstoles, buscando en ella dones y valores en los que cada uno pueda, incluso, sentirse reflejado.
