Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) con sede en Ginebra, mentalmente sano “es el estado en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones de la vida, puede trabajar y contribuir al bien de la comunidad”
El hecho de estar en prisión no supone que no se cumplan estos parámetros, pero sí es cierto que muchas personas delinquen bajo la influencia de problemas mentales y/o falta de habilidades para afrontar la presión de la vida, familia, amistades influyentes, falta de recursos y otros como la drogadicción.
La prisión también puede ejercer una influencia negativa al estar sometido a un régimen estricto y no deseado: la despersonalización es habitual con las consecuencias de falta de responsabilidad en todos los ámbitos de la vida al vivir con todo pensado las 24 horas del día. Lo vemos cuando salen en libertad: tras una larga condena son incapaces de tomar las riendas de su vida, de gestionar su dinero y sus contactos.
Si el porcentaje de personas con problemas de salud mental, siempre según los servicios de psiquiatría, es muy alto en nuestra sociedad, en las prisiones en general podemos hablar de un 70% de nuestros internos con problemas de disfunciones mentales y/o adicciones.
Esto nos llevó a pensar en trabajar la SM en los Centros Penitenciarios de Aragón, a hacer una guía de salud mental, a extenderla por todas las prisiones del país y a exportar un programa que a lo largo de 12 años ha demostrado ser útil.
Así nos lo hizo saber la OMS cuando nos otorgó el premio “a la mejor práctica 2009”
Trabajar con grupos la SM es muy gratificante: trabajamos lo humano y lo divino, cada participante entra en “su yo” y ve si se gusta; si no se gusta descubre que puede cambiar su presente y su futuro
Trece psiquiatras y psicólogos de nuestros hospitales y entorno y otros profesionales, ofrecen su saber y experiencia en 20 temas a lo largo de seis meses, capacitando a los internos para trabajarse a sí mismos y ayudar a otros.
Y esto es voluntariado, generosidad pura
A lo largo de estos años hemos llegado, solo en Aragón, directamente a 440 personas presas y a muchas más por la influencia entre sus compañeros.
Gracias a cuantos dan su tiempo, su saber y su generosidad para mejorar a otros: esto forma parte del Reino de los cielos del que habla Jesús de Nazaret.
A nosotros nos toca intentar hacerlo bien y amar.
Dicen que un día le preguntaron a S. Freud quien es mentalmente sano y que respondió:
“Amigo mío: cualquier persona capaz de trabajar y amar”