El próximo viernes se cumplirán 150 años de la fundación de la Congregación de Hermanitas de los Ancianos Desamparados, fundada por el venerable Saturnino López Novoa y santa Teresa Jornet un 27 de enero de 1873 en Barbastro. Esa es la fecha en la que las diez primeras jóvenes vistieron los hábitos en la capilla del antiguo Seminario de Barbastro. Cuatro días después, viviendo ya en su primera casa, -casa Pueyo del Entremuro-, se completó la ceremonia con el momento solemne de hacer los primeros nombramientos. A propuesta del fundador, la religiosa Teresa Jornet fue nombrada superiora general, cargo y servicio que ejerció hasta su muerte por expreso deseo de sus hermanas.
Siglo y medio después, la Congregación tiene 204 comunidades repartidas por 19 países. La más antigua, la de Barbastro, está hoy constituida por seis religiosas, con sor Aurora Gómara como superiora. Muy queridas por sus vecinos, gestionan la Residencia Saturnino López Novoa, en la que asisten a casi un centenar de ancianos. En 2020, y junto a los otros tres centros de mayores de la ciudad, recibieron el Trofeo Ferma que concede la Feria de Barbastro por el “trabajo ejemplar desarrollado durante la pandemia”.
La obra inspirada por el sacerdote Saturnino López Novoa, con la ayuda de santa Teresa Jornet, sigue fiel al «ejercicio constante de la virtud de la caridad cristiana en los ancianos más vulnerables, acogiéndolos en un ambiente de familia y atendiendo todas sus necesidades: materiales, de afecto y espirituales». En definitiva, hacen realidad la consigna de su primera superiora, santa Teresa Jornet: «Cuidar los cuerpos para salvar las almas».
Esta semana, las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Barbastro van a celebrar la efeméride con un triduo, los días 24, 25 y 26 de enero, a las 10,30 en su capilla. El día 27, a esa misma hora, el obispo, mons. Ángel Pérez Pueyo, presidirá una eucaristía para dar gracias por su servicio y entrega.