El próximo domingo, 25 de septiembre, es la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, en la que el papa Francisco, como siempre, nos interpela a no olvidar esta realidad que necesita, no solo de nuestra atención, sino también de nuestra colaboración.
Este año nos invita a proporcionarles un sitio donde digamos: “Aquí construimos un futuro con migrantes y refugiados”, ya que son los que más sufren las consecuencias de los desplazamientos que hacen de su país de origen hasta países más prósperos, donde muchas veces por no contar con las garantías o no le son reconocidas, son presa fácil de personas que les explotan y ultrajan su dignidad o incluso les matan por dinero.
Es por ello, que el papa en nombre de la Iglesia alza su voz para que se ponga fin a esta barbarie. “Sin embargo, en estos tiempos de guerra, de pandemia y de tantas historias, los migrantes son los más vulnerable en todo el mundo, porque, mientras se asoman a la vida, son invisibles y no tienen voz: la precariedad los priva de documentos, ocultándolos a los ojos del mundo; de este modo los emigrantes acaban fácilmente en lo más bajo de la degradación humana, donde la ilegalidad y la violencia queman en un instante el futuro de muchos inocentes, mientras que la red de los abusos a los menores resulta difícil de romper”
Por ello, nos unimos desde nuestra diócesis a esta iniciativa, de la Jornada mundial del emigrante y del refugiado el día 25 de septiembre. Las parroquias recordarán la jornada y en Ariza, en la parroquia de Santa María, el día 24 de septiembre a las 19:00 horas, la delegación de Migrantes ha organizado una Misa con la participación de los migrantes y, después, a las 20:00 horas habrá un momento de música de órgano. También el día 25 de septiembre a las 12:30 horas se llevara a cabo otra misa para conmemorar la jornada.