La Hospitalidad Diocesana de Nuestra Señora de Lourdes ha iniciado este viernes, 26 de agosto, su peregrinación anual al santuario francés, que la pandemia impidió celebrar estos dos últimos años. Alrededor de 250 personas, principalmente de Fraga, Candasnos, Barbastro, Monzón, Binaced y Binéfar, pero también de otras poblaciones diocesanas, están ya participando en la XXV Peregrinación diocesana, una efeméride que señalarán con la bendición de su nuevo estandarte y la misa baturra diocesana que presidirá el sábado el obispo, Ángel Pérez.
Además, el santuario mariano ha querido reconocer la fidelidad de estos peregrinos haciendo que el obispo de Barbastro-Monzón presida el Rosario de Antorchas de esta noche, a las 21 horas, y la Procesión Eucarística de mañana sábado. «Este es un año muy especial para nosotros», reconoce el presidente de la Hospitalidad Diocesana de Nuestra Señora de Lourdes y responsable de Pastoral de la Salud, José María Sistac, que apunta novedades como la unción de enfermos en la celebración comunitaria de la eucaristía, este mismo viernes, en la iglesia de San José.
Sistac destaca también la participación de 32 jóvenes, entre scouts y voluntarios, que asisten, ayudan y acompañan a los más mayores y enfermos a lo largo de estas jornadas. En la peregrinación, explica, «nos recargamos las pilas. Es una carga de energía que te hace ser más solidario, más próximo. Te das cuenta de que la gente quiere ayudar. En Lourdes se aprende a amar».
El curso diocesano se inicia en Lourdes
El Vía Crucis de peregrinos, el paso de enfermos y peregrinos por la Gruta, la procesión eucarística y bendición de enfermos, la misa internacional y la procesión mariana con antorchas conforman el programa de una peregrinación que marca el inicio del curso pastoral en la diócesis. Así lo subraya don Ángel, que adelanta que «vamos a ofrecer a la Madre a sus hijos más queridos: los enfermos, los ancianos, los más vulnerables y desvalidos, a todas las familias y especialmente a los más jóvenes. Que de verdad todos estemos a los pies de nuestra Madre para ofrecerle este curso. A todos os pido coordinación, colaboración y unidad para que a todos los rincones del a diócesis llegue lo más y lo mejor: Jesucristo, Dios mismo».