El pasado domingo, 4 de marzo, el obispo de Teruel y Albarracín se trasladó a Betxí, parroquia de la diócesis de Segorbe-Castellón, que durante 400 años perteneció a nuestra diócesis de Teruel y Albarracín, como un enclave entonces dentro de la diócesis de Tortosa, hasta la restructuración del año 1956.
D. Casimiro, el actual obispo de la diócesis vecina, recordó a D. Antonio que viene siendo costumbre que el nuevo obispo de Teruel y Albarracín visite el enclave que fue de su diócesis.
A las 11, el párroco de Betxí, Mosén José Luis Valdés, recibió a nuestro Obispo junto con algunos feligreses. Después de visitar la Iglesia parroquial, y a Nuestro Señor de la Piedad, un icono de gran devoción, le presentaron libros sacramentales del archivo parroquial, del año 1572, que dan constancia de la pertenencia de Betxí a la diócesis de Teruel.
A las 12 tuvo lugar la Eucaristía con los feligreses. Al finalizar nuestro obispo saludó a muchos y se hizo fotografías con ellos. En ese momento, algunas personas mayores le hablaron del cariño que tenía a Teruel y como recordaban a los últimos sacerdotes: D. Escolástico, D. Francisco Ariño y D. Herminio Pérez, al que el pueblo le dedicó una calle.
Seguidamente visitó el Parque del Calvari y su ermita, y a las 14 horas, en la colina de San Antonio, hubo un almuerzo, con el párroco y algunos feligreses de Betxí. Estuvieron también el párroco de Nules y tres hijos del pueblo, ya sacerdotes, que D. Antonio conoció cuando eran seminaristas, en los 17 años que él fue durante el mes de agosto a la Playa de Nules, ayudando en la pastoral.