Sucedió en Teruel, a las 7 semanas de celebrar la Pascua de Resurrección.
La comunidad de fieles se reunió en la catedral junto con su obispo, sacerdotes y hombres y mujeres consagrados. Estaban presentes niños, jóvenes, adultos y ancianos, reunidos para invocar la fuerza de Dios, para pedirle que pensemos, sintamos y actuemos como Cristo resucitado.
Fuimos orquestados por el coro diocesano, con el que cantamos en lenguas, y el área de Apostolado Seglar de la delegación del Encuentro, al grito de “Esta es tu noche”, preparó con gusto, dedicación y atino la Vigilia, honda y participativa.
Juntos en la escucha de la Palabra y los silencios elocuentes, juntos en la petición de favores y en la acción de gracias. En el centro de la celebración nos acercamos al altar para ofrecer los carismas de movimientos y asociaciones de nuestra iglesia diocesana. Porque no queremos una Iglesia estática y de puertas adentro, sino una Iglesia que se acerca y se mueve entre las personas y las realidades sufrientes del día a día. Estas acciones son propias del Espíritu de Dios, como nos recordaba José Antonio, nuestro obispo.
Esa noche vivimos la experiencia comunitaria de Pentecostés, con el deseo de que su Espíritu nos siga moviendo a la acción oportuna, nos haga volver al punto de partida y nos renueve el compromiso por la construcción del Reino de Dios.
Escuchados el viento y la música, leídos los textos bíblicos, presentados nuestros dones y anhelos y partido el bizcocho a la puerta de la catedral…, con la misión cumplida del encuentro…, el Espíritu Santo habitó entre nosotros.
Maribel Blasco Tomás
