El pasado diciembre fue ordenado sacerdote el turolense de 30 años, Ignacio Torres Julián, fue en la Catedral de Sao Paulo (Brasil) por el Cardenal Odilo Pedro Scherer.
Lo primero que queremos conocer es como llegó a Brasil y decidió ser sacerdote. Háblanos de como surgió tu vocación y la decisión de dar este importante paso.
En primer lugar, hay que destacar que mi vocación no es algo exclusivamente personal, ya que surgió dentro de una comunidad de fe del Camino Neocatecumenal. El Camino Neocatecumenal es una Iniciación Cristiana de la Iglesia Católica que nació como consecuencia del Concilio Vaticano II. Mis padres se conocieron y se casaron dentro de este Carisma y gracias a eso desde pequeño mis padres me transmitieron la fe rezando laudes cada domingo en casa. A los catorce años entre en la comunidad y desde entonces la vocación al sacerdocio era una posibilidad que estaba abierta, aunque hasta los 18 años nunca había sentido la llamada del Señor. Fue justamente en una peregrinación a Fátima (Portugal) junto con jóvenes de Aragón y Soria para ir a acompañar al Papa Benedicto XVI en su peregrinación para conmemorar el 10o aniversario de beatificación de Jacinta y Francisco. Yo no quería ir a la peregrinación, estaba en crisis, desanimado, no entendía la historia que Dios estaba haciendo conmigo y era incapaz de ver su amor. Sin embargo, el Señor me estaba esperando en Fátima y me tocó. Desde ese momento fui acompañado por mis catequistas para confirmar la vocación. Tenia bastante miedo y algo que me ayudó bastante fue el hecho de que mi hermano mayor era seminarista en Bélgica (hoy presbítero misionero en la Diócesis de Namur, Bélgica).
En el mes de septiembre se realiza todos los años un encuentro con los jóvenes del Camino Neocatecumenal que quieren ser seminaristas y sienten una vocación misionera, o sea, que están dispuestos a partir a cualquier lugar del mundo. Por sorteo, fui enviado al Seminario Redemptoris Mater de São Paulo en Brasil en el año de 2010 y el Señor fue confirmando mi vocación a cada año. Después de acabar los estudios de Filosofía y Teología, antes de la ordenación, fui enviado dos años y medio en misión a Israel.
Los Seminarios Redemptoris Mater son seminarios diocesanos, misioneros e internacionales, o sea, no somos presbíteros del Camino Neocatecumenal sino que pertenecemos a la Diócesis donde nos formamos y estamos dispuestos a partir a cualquier lugar donde haga falta.
Hubo mucha gente de Teruel y de Aragón que se desplazó a Brasil, ¿cómo viviste ese acompañamiento? ¿y qué sentiste ese día?
Para la Ordenación presbiteral pudieron acompañarme 34 personas de España, contando la familia, hermanos de mi Comunidad, mis catequistas y amigos de Teruel. Para mí fue muy importante, pues como ya he dicho antes mi vocación nació y creció dentro de una comunidad de fe. Es gracias a ellos que puedo ser misionero, pues siempre me han ayudado ya sea rezando por mí, como ayudándome en mis necesidades. Para mí fue un día muy especial y de gran alegría. Después de once años de formación he descubierto el amor que Dios tiene por mí, que con esta vocación el Señor no me ha quitado nada, sino que me lo ha dado todo y, además, en abundancia. Por eso el día de la Ordenación sentía una gratitud enorme por el Señor que me ha elegido a pesar de no merecerlo, que es fiel a sus promesas, así como también la consolación de que Él me precede en la misión y que no me abandonará en los momentos de dificultad.
La familia siempre es importante, ¿la puedes ver todo lo que quisieras? Y ¿tienes pensado volver alguna vez a ser sacerdote en España o Teruel?
Todos los años siempre vuelvo algunas semanas a Teruel para ver a la familia y a mi comunidad. La verdad es que estoy muy contento en la misión, entonces, a pesar de estar poco con la familia no me supone ningún peso. Siempre que puedo ir es una alegría, pero también veo que hoy en día mi lugar es en Brasil donde el Señor me ha enviado en misión.
Sobre si algún día volveré a España o Teruel, pues la verdad no lo sé. Yo no elegí ir en misión a Brasil, sin embargo, he visto que lo que el Señor me había preparado es algo estupendo. Por eso, sinceramente, no tengo planes para el futuro. Hoy en día estoy dispuesto a ir a cualquier lugar donde el Señor me envíe. Después de la Ordenación fui enviado en misión por mi Obispo de São Paulo al estado de Ceará, al noreste de Brasil y ahí es donde ejerceré mi misión este año. Si algún día me envían a España iré con alegría como a cualquier otro lugar.
Un abrazo y enhorabuena por la ordenación.