¡Vuelven las inmatriculaciones! Y, en este caso, la Iglesia informa al Gobierno con pelos y señales de que, en el famoso ‘Listado de bienes inmuebles inmatriculados por la Iglesia Católica entre 1998 y 2015’ entregado al Congreso por la entonces vicepresidenta primera Carmen Calvo, nos ha atribuido bienes que no son nuestros. Es decir, el Gobierno se ha equivocado. Quedémonos ahí… porque no quiero entrar en la búsqueda de las razones de ese equivoco.
Comprendo que al Gobierno le cueste reconocer la equivocación, porque «el jefe nunca se equivoca». Además en este tema se juega su credibilidad y más. Pensaba que creando o aceptando esa historieta en la que la Iglesia es una ladrona y el Estado el defensor del «pueblo» iba a ganar muchos votos, incluso alguna mayoría.
Lo que más me hiere como periodista es que algunos medios de comunicación sostenidos con fondos públicos (¡Sí, como los colegios concertados!) publicasen, antes de que concluyera la reunión de ayer entre el presidente Sánchez y el cardenal Omella, información sobre este inacabado encuentro y valorasen documentos que todavía no habían visto la luz.
Y no solo eso. Estos medios sostenidos con fondos públicos, perdónenme que insista, fueron con una interpretación falsa. Los titulares falaces son: «La Iglesia admite que tiene un millar de inmuebles que no son suyos» y «La Iglesia asume ante el Gobierno que registró a su nombre 965 bienes que no le corresponde y se abre a devolverlos«.
No, no y no. El asunto es muy sencillo: ayer la Conferencia Episcopal Española le dijo al Gobierno que su famoso informe contiene incorrecciones. Como adjudicar la propiedad de bienes inmatriculados por la Comunidad Judía de Madrid o por la Iglesia Bíblica-Comunidad Cristiana de Tarragona a la Iglesia católica
Y la Iglesia no puede devolver lo que es de otros y así consta. Tampoco puede devolver lo que no está suficientemente identificado. Ni lo que no ha inmatriculado… Estas son solo tres de las razones que aparecen en el estudio realizado por la Conferencia Episcopal y que se entregó ayer al Presidente del Gobierno.
En resumen, el Gobierno se ha equivocado y le cuesta reconocerlo.