En la Visita ad Limina que parte de los Obispos españoles pudimos realizar en el pasado mes de diciembre, tuvimos la oportunidad de ser recibidos por el papa Francisco en audiencia. Pudimos departir con él de modo muy fraterno. Francisco respondió a las preguntas que le formulamos durante las casi dos horas y media que duró el encuentro. Además de al Papa, los obispos españoles visitamos distintas Congregaciones, Dicasterios y organismos vaticanos que ayudan al Papa en el gobierno de la Iglesia universal. También, como romeros, celebramos la Eucaristía en algunas de las Basílicas Mayores de la ciudad eterna. Todos estos encuentros, propios de una Visita ad Limina, sirven para unir con más intensidad a las Iglesias locales con la Santa Sede y, singularmente, con el Santo Padre.
Dentro de las visitas programadas, fuimos recibidos en la Secretaría General del Sínodo de los Obispos. Fue un encuentro muy estimulante en el que el cardenal Mario Grech y el subsecretario Mons. Luis Marín nos recibieron junto a otros miembros de la Secretaría. Pudimos informarles de los procesos que se estaban llevando a cabo en nuestras Iglesias particulares en la fase diocesana del sínodo. Tras compartir con ellos los pasos que se han ido dando en las diócesis, de mostrarles nuestras inquietudes y de proponerles algunas sugerencias, nos animaron a seguir trabajando y agradecieron el trabajo que muchos de vosotros estáis haciendo en vuestras parroquias, comunidades y movimientos.
Gratitud que personalmente comparto y a la que me quiero unir estas líneas. Muchas gracias en primer lugar al equipo sinodal de la Archidiócesis de Zaragoza y a sus cinco componentes por el trabajo constante y eficaz que están realizando. Desde el primer momento asumieron con gran responsabilidad e ilusión esta tarea de animación y coordinación y creo que están haciendo un magnífico trabajo.
Junto a ellos gracias a todos los que os habéis sentido convocados a formar parte de este proceso sinodal y estáis participando de manera activa en los grupos que han surgido en parroquias, colegios, asociaciones, movimientos, congregaciones religiosas, etc. y que están funcionando conforme a las directrices sugeridas por el equipo sinodal diocesano. Gracias a los sacerdotes que estáis animando el proceso en vuestras comunidades. Gracias a los religiosos y religiosas por vuestra implicación en esta fase diocesana.
Quiero seguir animándoos a participar. El descubrir lo que significa la sinodalidad en nuestra Iglesia diocesana, va a ser una riqueza que nos va a fortalecer cara a la misión evangelizadora que tenemos que seguir afrontando. Una Iglesia distinta para una realidad social diferente, que sigue necesitando esperanza y testigos de la alegría del evangelio. Caminamos juntos en un reto que nos sobrepasa. Pero lo hacemos con convicción pues es el Espíritu quien nos antecede.
Quedan espacios a los que seguir llegando. A los alejados, a los ausentes, a los jóvenes, a muchos que viven en distintas periferias existenciales de nuestra sociedad. Hace falta creatividad y seguir trabajando. Quedan todavía unos meses de fase diocesana sinodal: ¡Seguimos caminando juntos!