Al cumplir los 80 años en noviembre, el sacerdote Antonio Gil ha decidido retirarse a su localidad natal, Corella. El que fuera párroco de Tierrantona y su grupo -Tierrantona, Arro, Charo, Formigales, Fosado, Los Toledos, Morillo de Monclús, Palo, Rañín, Salinas de Trillo, Troncedo, Alueza, Los Molinos (San Victorián, Oncíns, El Plano, La Muera), Solipueyo-Buetas, Humo de Rañín, Samper, La Cabezonada, Fuendecampo, San Juan de Toledo- recibió el cariño de sus fieles, en una emotiva eucaristía que llenó la iglesia de Tierrantona. En ella se plasmó el agradecimiento de la diócesis y, especialmente, de sus compañeros, los sacerdotes de Sobrarbe-Ribagorza.
Algunos fieles, con lágrimas en los ojos, explicaban muy bien lo que don Antonio ha supuesto en el valle al que ha servido durante 40 años : «casó a mis padres, me bautizó, hice la primera Comunión, la Confirmación, me casó y bautizó a mis hijos… Es el único cura que he conocido y siempre ha estado ahí». Un cariño mutuo, como expresó el sacerdote en su despedida, el pasado 19 de diciembre. «Doy gracias a Dios por este servicio y también por la acogida en vuestras casas, como un familiar más», señaló. «Volveré. Olvidarme, no. Gracias», concluyó.