¿Es lícito curar en sábado, o no?
1.- Introducción.
Señor, de nuevo los testarudos fariseos a la carga. ¡Cuánta paciencia tuviste con ellos! Les dijiste una y otra vez que el amor es lo primero, que todo lo que se hace sin amor no sirve; que el obrar con amor nos llena de gozo y que el mero cumplimiento de la ley nos lleva a la tristeza. Se lo dijiste mil veces a ellos y también nos lo dices a nosotros. Y, sin embargo, todavía seguimos amarrados a las normas porque éstas nos dan seguridad. ¿Habrá más seguridad que vivir en el amor? ¿Habrá más alegría que el sentirte en brazos de Dios, nuestro Padre? Hazme, Señor, cristiano, pero cristiano de verdad.
2.- Lectura reposada del evangelio. San Lucas 14, 1-6
Un sábado entró Jesús en casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, y ellos le estaban observando. Había allí, delante de él, un hombre hidrópico. Entonces preguntó Jesús a los maestros de la ley y a los fariseos: ¿Es lícito curar en sábado, o no? Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió. Y a ellos les dijo: ¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento? Y no pudieron replicar a esto.
3.- Qué dice el texto.
Meditación –reflexión
La pregunta de Jesús y la respuesta de los fariseos es bien distinta. ¿Por qué pregunta Jesús? ¿Pregunta por el tiempo que hace? ¿Pregunta por el lugar donde vamos a pasar las vacaciones? ¿Pregunta cómo van las acciones en la Bolsa? Esas preguntas superficiales Jesús no las hace. Jesús pregunta por cosas serias. ¿Se puede hacer el bien? ¿Hay mucha gente que sólo piensa en hacer el mal; pero ¿hay alguien que se atreva a prohibir hacer el bien? ¿Para qué estamos en la vida si no es para eso? ¿En nombre de quien se puede prohibir hacer el bien a todas las personas? A estas preguntas de profundidad, los fariseos dan la callada por respuesta. ¿Por qué se callan? Porque tienen una ley que, según ellos viene de Dios y prohíbe trabajar en sábado, incluso si el trabajo consiste en hacer el bien. Jesús no puede estar de acuerdo con esta manera de tergiversar la misma ley de Dios. Precisamente el sábado, día en que cesan las labores de la semana, es el día dedicado a Dios y a los hermanos. ¿O es que se puede ofender a Dios haciendo el bien a sus hijos? Cuando la religión se vive, vaciándola del contenido del amor, se pueden cometer verdaderos disparates. Sólo cuando el amor es el centro de la vida, podemos estar centrados en nuestra fe.
Palabra del Papa
“El camino para ser fieles a la ley, sin descuidar la justicia, sin descuidar el amor es el camino contrario: desde el amor a la integridad; desde el amor al discernimiento; desde el amor a la ley. Este es el camino que nos enseña Jesús, totalmente opuesto al de los doctores de la ley. Y este camino del amor a la justicia, lleva a Dios. En cambio, el otro camino, el de estar apegados únicamente a la ley, a la letra de la ley, lleva al cierre, lleva al egoísmo. El camino que va desde el amor al conocimiento y al discernimiento, al cumplimiento pleno, conduce a la santidad, a la salvación, al encuentro con Jesús. Mientras que, este otro camino lleva al egoísmo, a la soberbia de sentirse justos, a esta santidad entre comillas de las apariencias, ¿no? Jesús le dice a esta gente que le gusta mostrarse a la gente como hombres de oración, de ayuno…: Pero, haced lo que dicen, pero no lo que hacen. Estos son los dos caminos y hay pequeños gestos de Jesús que nos hacen entender este camino del amor al conocimiento pleno y al discernimiento. Jesús nos lleva de la mano y nos sana”. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 31 de octubre de 2014, en Santa Marta).
4.-Qué me dice esta palabra meditada. (Guardo silencio)
5.- Propósito: Hoy es el día en que voy a hacerme una pregunta vital para mí: ¿Estoy contento con lo que hago? ¿Y con el modo de hacerlo?
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, hoy te voy a pedir una cosa: esa tenacidad que los fariseos tenían con la ley, con las tradiciones, haz que yo la tenga con la fuerza del amor que Tú nos has dejado como testamento, poco antes de morir. Haz que yo sepa amar como Tú nos has amado. No quiero más leyes ni más reglamentos.