Cristina Inogés-Sanz, teóloga aragonesa en la apertura del Sínodo: “Ha sido una vivencia única”

Iglesia en Aragón
10 de octubre de 2021

Desde Roma, donde continúa trabajando esta semana como miembro de la Comisión Metodológica del Sínodo sobre la Sinodalidad (2021-2023), la teóloga aragonesa Cristina Inogés-Sanz destaca “la oración y el corazón” que puso a la meditación que este sábado ofreció dentro de los actos previos a la apertura del Sínodo por parte del papa Francisco

“Los mejores puestos en la Iglesia no son los exclusivos y los que separan, sino los que, desde el servicio, inducen al perdón, la reconciliación y el encuentro”. Con estas palabras comenzó la teóloga aragonesa Cristina Inogés-Sanz la meditación que ofreció el sábado 9 de octubre en la sesión plenaria que tuvo lugar en Roma, con la participación del papa Francisco, horas antes de la apertura oficial de un Sínodo que se prolongará hasta el año 2023 bajo lema «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”.   

Si bien le causaba “respeto” ser la “telonera del Papa”, Inogés-Sanz tenía claro que debía transmitir su mensaje “con fuerza, sentimiento y vocalizando bien” para subrayar la necesidad de una Iglesia con atributos ligados a la acogida, el perdón y la reconciliación. A su juicio, la intervención tuvo ecos muy positivos porque no se esperaba una meditación de este tipo: «Me han felicitado, sobre todo, por mi valentía a la hora de presentar la realidad de la Iglesia”, explica la también trabajadora del Arzobispado de Zaragoza. 

Para la elaboración de su meditación, la estudiosa explica que hizo uso de “la oración y del corazón”, y como le dejaron trabajar con libertad, sin variar su estilo, optó por un texto más narrativo, frente al científico de su compañero Paul Beré. “Asumí el encargo con un gran sentido de responsabilidad y con humildad”, subraya Inogés-Sanz, consciente de lo necesario que era recordar que cuando se confía “más en nuestros egos que en la Palabra de Dios, se pierde el rumbo”. 

Asimismo, hizo hincapié en un hecho histórico: “Todo el pueblo de Dios está convocado, por primera vez, a participar en un Sínodo de los Obispos”. Por eso invitó a todo el mundo a “hacernos llegar su voz, su reflexión, sus preocupaciones” e incluso “su dolor”, en alusión “a todos aquellos a los que un día no supimos escuchar y se fueron y no los echamos de menos”. “¡Enseñadnos a ser mejores cristianos!”, exclamó. 

El Papa, como uno más

Inogés-Sanz permaneció sentada en la primera fila de la Sala Sinodal, a un paso y medio del atril donde le tocaba intervenir. Con nervios y decisión, esperando su intervención, vio entrar al papa Francisco “con gran naturalidad”. Según explica, Francisco apareció por la misma puerta que todo el mundo y se comportó como uno más, aunque tuvo que abandonar antes el encuentro porque tenía cuatro audiencias. 

La teóloga aragonesa se reencontró con el equipo de trabajo del Sínodo, del que forma parte como miembro de la Comisión Metodológica. “El encuentro se celebró con dobles mascarillas y distancias de seguridad, pero fue muy especial: nos fundimos en un abrazo a través de la mirada”, recuerda emocionada. 

Con una misa en la Basílica de San Pedro, el papa Francisco dio inicio el domingo a un Camino Sinodal de tres años de duración y articulado en tres fases: diocesana, continental y universal, compuesto por consultas y discernimiento, que culminará con la Asamblea de octubre de 2023, en Roma. 

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