El próximo 30 de junio se cumplen diez años desde que se fundó en Zaragoza la Capilla de la Adoración Perpetua (CAP) San Pascual Bailón en la plaza de la Seo. Por este motivo el Arzobispo celebrará una eucaristía en la basílica del Pilar el miércoles 30 a las 20.00 horas. Hablamos con María Gabriela Zazu, una de sus coordinadoras, para que nos cuente acerca de su experiencia de oración y acompañamiento ante el Santísimo.
Gabriela, cuéntanos cómo fueron los inicios de esta capilla. La Capilla de Adoración Perpetua (CAP) se abrió el 30 de junio de 2011, en la víspera de la fiesta del Sagrado Corazón, gracias al tesón del obispo D. Manuel Ureña y al padre Justo Lofeudo, sacerdote Misionero de la Eucaristía. Este tipo de capillas empezaron en EE.UU. hace relativamente poco, como forma de poner al Señor 24 horas por 365 días al año al alcance de toda la población, dado que frecuentemente las iglesias están cerradas. Fuimos de las primeras CAP que se abrieron en España y ahora hay 63 abiertas. Es la única organización (que sepamos) en que la Iglesia deja el Santísimo en manos de laicos, que son los que gestionan su funcionamiento, asegurando que nunca se queda el Señor solo.
¿Cuándo empezaste como adoradora y por qué? Empecé como adoradora después de una predicación del P. Lofeudo durante la homilía que llegaba al corazón. ¡Cómo hablaba de la Eucaristía! Seguramente es de lo mejor que he oído en toda nuestra vida, sobre cómo el Señor está ahí presente, esperándonos…. Rellené una hojita, elegí la mejor hora dentro de la semana y me embarqué a acompañar al Señor y a tener una audiencia privada semanal con el Rey de Reyes. En mi caso, nos apuntamos varios amigos a la misma hora, para vernos y estar un rato juntos al salir. Esto nos sirvió de estímulo, porque nos parecía mucho una vez a la semana…pero si uno lo piensa, ¿no quedamos con nuestros amigos una vez a la semana para tomarnos una caña, hablar, contarnos las cosas que nos han pasado? Pues eso mismo es lo que hacemos con el Señor: nos tomamos una “caña espiritual” una vez a la semana… y salimos felices y descargados de preocupaciones.
¿Cual es el perfil de los adoradores? Más de un 99 % de los adoradores son laicos: casados, solteros, con trabajo, hijos…, personas de la calle totalmente normales, que sacan una hora de su tiempo para estar con el Señor. De admirar son los que hacen madrugada, que después de estar de dos a tres de la mañana en la capilla, a la mañana siguiente van a su trabajo. Este es el caso de la mayoría de los adoradores de madrugada, que sorprendentemente no son personas jubiladas como creíamos antes de poner en marcha la capilla. Un aspecto muy bonito de la CAP es que es un lugar de unión entre todas las realidades de la Diócesis, que nos ha permitido conocernos unos a otros, y valorar a otros movimientos que antes conocíamos poco.
¿Qué consejos puedes darnos para orar? Orar es hablar con la Persona que tenemos delante, que sabemos que Está, y a la cual le hablamos desde nuestro interior, con las palabras que se nos ocurren en cada momento. Por ello, lo primero es tomar conciencia de ante Quién estamos y decirnos: «Jesús, estás aquí, estás aquí… no te veo pero sé que estás aquí… no te veo pero oigo tu voz dentro de mí, lo mismo que no veo a una persona con la que hablo por teléfono, pero verdaderamente hablo con ella… Jesús he venido para estar un rato contigo, para acompañarte, …ya ves que vengo fatal, sin ganas de nada, y que me cuesta concentrarme… pero mírame Tú y ayúdame, que quiero dedicarte este ratito para consolarte… y para que me ayudes, que tanto lo necesito». Y volver sobre esta Presencia una y otra vez. Ningun adorador sale igual que ha entrado. Sin saber cómo, uno entra efervescente y sale sosegado y en paz, con los problemas dimensionados y con la fuerza necesaria para afrontarlos durante la siguiente semana.
Un sistema de turnos
El sistema de las capillas de adoración perpetua es siempre el mismo. Se trata de una carrera de relevos en la que necesariamente tienen que llegar los adoradores del siguiente turno para dejarles el testigo antes de marcharse los del turno anterior. Las 168 horas de la semana tienen asignados uno o varios adoradores con nombre y apellidos. Los responsables son un coordinador general; cuatro coordinadores de turno (madrugada, mañana, tarde y noche) que coordinan seis horas del día; y además un coordinador de hora por cada una de las horas del día. Todo ello para asegurar las sustituciones en caso de que se presenten imprevistos. También contamos con un capellán.