La Conferencia Episcopal Española ha encargado a don Vicente Jiménez Zamora, arzobispo emérito de Zaragoza, la coordinación del itinerario del próximo Sínodo de los Obispos en su primera fase, correspondiente a las diócesis, actuando como referente y contacto con los responsables diocesanos y con la Secretaría General del Sínodo.
Esta fase diocesana del Sínodo prevé la escucha a todo el pueblo de Dios, con particular atención a los alejados. Para ello, cada diócesis nombrará un responsable diocesano para la consulta sinodal. Después de la clausura de la fase diocesana, cada diócesis enviará sus contribuciones a la Conferencia Episcopal, abriéndose un periodo de discernimiento de los pastores reunidos en asamblea, a los cuales se pide escuchar aquello que el Espíritu ha suscitado en la Iglesia que se les ha confiado.
Monseñor Jiménez además de coordinar a los responsables o equipos de las distintas diócesis, será el encargado de elaborar la síntesis que se enviará a la Secretaría General del Sínodo. Una síntesis que será presentada en un encuentro de laicos y obispos el 30 de abril de 2022.
Un sínodo sobre el caminar de la Iglesia
La apertura de este sínodo que tiene por lema ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión’ tendrá lugar en el Vaticano y en las diócesis. El papa Francisco inaugurará este camino en el Vaticano los días 9 y 10 de octubre; mientras que el domingo 17 de octubre se abrirá en las diócesis bajo la presidencia del respectivo obispo.
El Sínodo de los Obispos es el punto de convergencia del dinamismo de escucha recíproca en el Espíritu Santo, conducido a todos los niveles de la Iglesia (Cfr. Discurso del santo padre Francisco en la conmemoración del 50 aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos, 17 octubre 2015).
La articulación de las diferentes fases del proceso sinodal hará posible la escucha real del Pueblo de Dios y se garantizará la participación de todos en el proceso sinodal. No se trata solo de un evento, sino de un proceso que involucra en sinergia al pueblo de Dios, al colegio episcopal y al obispo de Roma, cada uno según su propia función.