Fiesta del Apóstol Santo Tomás
“No seas incrédulo”
1.- Oración introductoria.
Señor, reconozco que dentro de mí hay Tomás “incrédulo”. Me cuesta creer que Tú estás vivo en los acontecimientos de mi vida, en la vida normal y sencilla de cada día. Como Tomás pido señales para creer. Me gustaría convivir con el Cristo histórico, al que se le podía ver, oír, palpar. Veo que necesito fe y vengo aquí a pedírtela. Dame fe para creer “sin haber visto”.
2.- Lectura reposada del evangelio. Juan 20, 24-29
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: “¡Hemos visto al Señor!”. Él les respondió: “Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”.
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”.
Luego dijo a Tomás: “Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe”. Tomas respondió: “¡Señor mío y Dios mío!”. Jesús le dijo: “Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!”.
3.- Qué dice el texto bíblico.
Meditación-reflexión.
Tomás, uno de los doce, no estaba con ellos. No se trataba de un grupo cualquiera, sino el grupo elegido por el Señor para continuar con las doce tribus de Israel, se trataba del Nuevo Pueblo de Dios. Y en esta comunidad no puede faltar ningúno del grupo. Dios nos ha querido salvar “como pueblo”. Ahí, en medio del pueblo, se hace presente el Señor Resucitado. Jesús no se apareció a Tomás a solas, sino cuando estaba con el grupo. Y ¿qué hubiera pasado de Tomás si Jesús no se le hubiera aparecido con el grupo? Los demás estaban felices después de la experiencia con Jesús. Él se hubiera visto desplazado y hubiera acabado abandonando el grupo. Dos cosas importantes: No se puede ser cristiano sin una experiencia viva con Jesús Resucitado. Los cristianos que viven así son una rémora para la comunidad. Y segundo: La experiencia pascual, por voluntad del Señor, se hace dentro de la comunidad. Lamentablemente, hoy abundan los cristianos “por libre”. Yo me las entiendo a solas con DIOS. No necesito ir a Misa ni a ningún grupo. ¿Qué decir? Eso no es lo que ha querido Jesús.Con ese comportamiento, poco a poco, se va desvaneciendo, se va apagando, la memoria de Jesús. Y esta pérdida no es sólo para os cristianos sino para toda la humanidad.
Palabra del Papa.
«Tenemos que tocar las llagas de Jesús, debemos acariciar las llagas de Jesús, tenemos que curar las llagas de Jesús con ternura, tenemos que besar las llagas de Jesús, y esto literalmente. Pensemos, ¿qué pasó con San Francisco, cuando abrazó al leproso? Lo mismo que a Tomás, que su vida cambió». El Papa dijo para concluir que «para tocar al Dios vivo no hay necesidad de hacer un curso de actualización, sino entrar en las llagas de Jesús, y para ello basta salir a la calle. Pidamos a Santo Tomás a gracia de tener el coraje para entrar en las llagas de Jesús con nuestra ternura y seguramente tendremos la gracia de adorar al Dios vivo».
4.- ¿Qué me dice hoy a mí esta palabra de Jesús ya comentada?. (Silencio)
5.- Propósito: Tratar de descubrir hoy a Jesús en la Comunidad y en aquellos que tienen las llagas de Jesús.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra y ahora yo le respondo con mi oración.
Gracias, Señor, porque la incredulidad de Tomás me ha servido como estímulo para la verdadera fe. Yo no quiero formar caravana de aquellos cristianos que sólo te quieren “para esta vida”. No aceptan una vida maravillosa después de la muerte. Yo no quiero vivir así. Quiero fiarme de Ti, de tus palabras. Quiero ser feliz porque Tú quieres que yo lo sea, ser feliz porque has ido por delante preparando el camino y quieres que “yo esté contigo allá donde Tú estás”. ¡Gracias, Señor!.
ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA.
Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud, en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén