Los coros parroquiales vuelven a sonar

Diócesis de Barbastro-Monzón
10 de junio de 2021

Decía Víctor Hugo que “la música expresa lo que no puede ser dicho y aquello sobre lo que es imposible permanecer en silencio”. A través de ella se pueden transmitir sentimientos y emociones que de otra forma no seríamos capaces de dar a conocer, y pone en sintonía a aquellos que la escuchan. Y precisamente esto es lo que suponen los cantos de la eucaristía para el coro joven de Monzón.

Un grupo abierto que dinamiza musicalmente la misa del domingo por la tarde en la iglesia de San Juan Bautista de Monzón. A través de los cantos y de sus letras, acompañan cada momento de la celebración, ayudando a conectar a la comunidad con Jesús vivo. Durante estos meses de pandemia en los que no estaba permitido cantar, el coro se ha reinventado y ha seguido animando las celebraciones con sus instrumentos, pero sin sus voces.

“Ha sido la forma de mantener viva la música en la celebración, a pesar de no poder transmitir las letras”, señala uno de sus integrantes. Cada domingo antes de la misa, los miembros del coro se reunían para seleccionar que canciones siguen el hilo de las lecturas y del evangelio de ese día, y las preparaban para acompañar lo mejor posible la celebración. Desde el pasado día 4 en que se levanto la prohibición de cantar, se ha retomado la dinámica de preparar los cantos, siempre manteniendo la distancia y con mascarillas. «Volvemos a tener la oportunidad de transmitir a través de los cantos y sus letras, el recuerdo de la entrega de Jesús para enseñarnos el camino, una entrega que se repite cada día en cada misa”, subrayan y añaden que «volver a escuchar a toda la gente que viene a la eucaristía cantar y vivir lo que cantan es espectacular”.

El que canta reza dos veces

En la iglesia de san Francisco de Barbastro, recuerdan la frase atribuida a san Agustín: el que canta reza dos veces. El coro parroquial no ha dejado de interesarse por las opciones de cantar y a cada «no se puede», la resignación. «Este tiempo de pandemia, sin poder tocar en la parroquia, nos ha producido tristeza y añoranza. Por fin nos podemos reencontrar», afirma uno de los cantores.

Tras varios meses sin hacer sonar voces e instrumentos en las celebraciones, el pasado 6 de junio, día del Corpus, «ha sido un día de reencuentro de voces e instrumentos. Teníamos ganas de volver a acercarnos a Dios con nuestros cantos. También ha sido un día emotivo… sabíamos que volvíamos pero nuestro párroco y amigo Wieslaw no nos iba a acompañar con su voz, aunque sabemos que desde donde esté, habrá cantado con nosotros». Un regreso, pues, doblemente emocionado que evoca cómo, durante más de un año, «nos falto la alegría que proporciona el canto en las celebraciones del domingo. Una alegría que nos ayuda a comunicarnos más y mejor con el Señor y a acercarnos a nuestros hermanos próximos».

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