Cada mes de enero, el Museo Diocesano cierra sus puertas para realizar una labor fundamental: la conservación preventiva de sus obras. La conservación preventiva es una pieza básica en la política de conservación del Museo de Barbastro-Monzón, que cuenta con un Programa de Conservación Preventiva Integral consistente en la planificación de rutinas de control y mantenimiento para detectar posibles alteraciones y proceder a su tratamiento inmediato.
Tras las navidades, y durante una semana, el personal se ha dedicado a la revisión y limpieza básica general de de todas las piezas expuestas, lo que permite esas intervenciones ante la más mínima detección. Así mismo, la subdirectora, María Puértolas, y el equipo de profesionales del Museo han efectuado la rotación de piezas, especialmente los tejidos, que por un lado favorece el descanso de algunas obras y, por otro, que cada elemento de la colección esté expuesto en algún momento.