Las Capuchinas de Barbastro cierran la celebración de su 350 aniversario

Ascen Lardiés
30 de enero de 2021

En 2020 se cumplieron 350 años de la presencia de las Hermanas Clarisas Capuchinas en la diócesis de Barbastro-Monzón, presencia mantenida hoy en una comunidad que conforman  siete hermanas, tres españolas y cuatro keniatas, que tienen a la madre Florence Stoumba como superiora. El obispo, Ángel Pérez, celebrará la eucaristía en la iglesia de las Capuchinas el próximo 1 de febrero, a las 19 horas, en la víspera del aniversario de la llegada de esta comunidad religiosa a Barbastro y también de la jornada de la Vida Consagrada.

La congregación de las Madres Capuchinas se instaló en Barbastro, no sin dificultades, en el año 1670 y levantaron su primer convento un año después, fundado por el obispo de Barbastro Diego Antonio Francés de Urritigoyti y sufragado en buena parte de su propio pecunio. Las religiosas vivían en un convento ubicado en la calle de la Trinidad – lo que actualmente se corresponde con la Estación de Autobuses y los jardines de la Plaza de Aragón-. Aquí residieron durante 77 años, pero su estrechez y poca salubridad recomendaron la construcción de un nuevo convento en 1727, en el lugar más alto de la ciudad, en el Entremuro, donde fue necesario allanar peñas y montes para sostener la edificación.

El 21 de agosto, el obispo Carlos Alamán bendijo y colocó la primera piedra de la iglesia, dedicada al Dulce Nombre de Jesús. El nuevo convento se construyó con donativos de los vecinos y, en buena medida, de doña Leonor Carrillo de Albornoz, hija del duque de Montemar y esposa del sargento mayor del Regimiento de Caballería de Malta, que contribuyó con 400 escudos y escribió a obispos y arzobispos para que contribuyeran.

El convento se dio por concluido en 1737, siendo la mejor casa de las Capuchinas en España. El traslado de la comunidad se realizó con una procesión en la que las religiosas portaron la imagen del Niño Jesús que preside el retablo mayor del convento. Dos de las hijas de doña Leonor y hermanas del General Ricardos, Clara e Inés, fueron Capuchinas y a ellas dejaron los «Ricarditos», nombre popular de sendas las figuras del Niño Jesús que ambas aportaron y que forman parte de una colección de 35, seña de identidad patrimonial y devocional del convento.

En la actualidad, algunos de ellos se exponen en el pequeño museo habilitado el pasado verano, y que junto a la iglesia, es visitable dentro de la conocida como Pulsera Turística de Barbastro. Las Capuchinas, entregadas al conocido ora et labora, elaboran dulces en su obrador y han confeccionado numerosas mascarillas durante la pandemia, momento en el que abrieron las puertas de sus instalaciones para alojar sanitarios.

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