Opinión

José Luis Navarro

2020 en el Monasterio del Atlas

12 de enero de 2021

Monasterio de Nuestra Señora del Atlas – Midelt – Marruecos 
Queridos parientes, amigos, hermanos y hermanas:

Hace un año, nadie podía prever la crisis sanitaria que se iba a abatir sobre la familia  humana. Hoy, en la alegría de la Navidad y a la luz de la Esperanza del Evangelio, venimos a compartir con vosotros los momentos más significativos de la vida de nuestra comunidad en  2020. 

El 26 de enero, en la solemnidad litúrgica de los Santos Fundadores de Cister y  aniversario de la llegada de los primeros monjes de Nuestra Señora del Atlas de Tibhirine  al anexo de Fez (1988), coincidió con el Domingo de la Palabra de Dios, recién instituido por  el Papa Francisco. Fue una oportunidad para que tuviéramos un hermoso encuentro fraterno  con nuestras Hermanas Franciscanas Misioneras de María de Midelt. 

A finales de enero, conocimos la muerte del hermano Luis, en la Abadía del Mont des  Cats. Frère Luis, llegó a Fez en 1997 y vivió en Midelt antes de regresar a Francia en  2006, por motivos de salud. Durante el mes de febrero, el Hno. Nuno participó en dos  sesiones de estudio en el Instituto Ecuménico Al-Mowafaqa de Rabat, como parte de su  formación teológica que continúa en Marruecos. En el monasterio, el equipo de una importante cadena privada de televisión marroquí realizó un documental, tomando imágenes de los edificios  monásticos, del memorial de los 7 hermanos beatos mártires de Tibhirine y de la capilla de Carlos de  Foucauld. 

El 1 de marzo, llegó de Francia el Hno. Vladimir, de los Hermanos de San Juan, para vivir entre nosotros un  tiempo sabático, que resultó más largo, y más enclaustrado, de lo previsto. La primera oleada de la pandemia  mundial de Covid-19 golpeó Marruecos a finales de febrero. Entre el 21 de marzo y el 1 de junio experimentamos un confinamiento muy estricto, privados de la presencia de los empleados del monasterio y  de los visitantes. La prohibición de viajar a Marruecos sorprendió a nuestro hermano José Luis en Santa  María de Huerta, su monasterio de España. Habiendo partido el 7 de marzo para una reunión del DIM (Diálogo  Interreligioso Monástico), no pudo regresar a la comunidad hasta el 16 de julio. 

Calma y soledad

Prácticamente, todos nuestros huéspedes que residen en Europa, a quienes esperábamos en gran número  para la Semana Santa y los meses siguientes, hubieron de cancelar sus reservas. Por lo que, la hospedería  monástica solamente ha acogido a algunas personas este año: Hermanitas de Jesús que residen en Marruecos  para estancias en la ermita; sacerdotes de la diócesis, incluyendo el Vicario General, P. Antoine Exelmans; las  Hermanas Franciscanas FMM para su retiro anual, a finales de agosto. A mediados de noviembre, recibimos en  comunidad a Monseñor Giovanni D’Ercole, obispo emérito de Ascoli Piceno en Italia, que después de una visita  con un grupo de peregrinos en 2019, había expresado su deseo de hacer una larga estancia en el monasterio. 

Esta inesperada situación, de un confinamiento de diez semanas, nos ha proporcionado un ambiente, muy  apreciado, de calma y soledad en el monasterio. Nos hemos encontrado más disponibles para la oración y el  trabajo manual, más abiertos al silencio y a la palabra, el de Dios en la lectio divina, y el de los hermanos,  durante los encuentros comunitarios. Por otro lado, las autoridades civiles de nuestra ciudad han mostrado su  colaboración, dándonos donaciones en forma de productos alimenticios, lo que ha reducido considerablemente  nuestro gasto en alimentación. Al mismo tiempo, nuestros amigos, Francoise Bihan-Faou y Marie-Joseph,  ambas confinadas en Marruecos, nos han prestado una atención especial. A todos nuestros benefactores, les  manifestamos desde aquí nuestra gratitud. 

Reencuentros en el monasterio

La crisis sanitaria ha afectado a nuestra economía y nos ha obligado a posponer la ejecución de dos  proyectos previstos antes del confinamiento, a saber, un taller de cerámica y la instalación de un sistema de  calefacción solar. Por otro lado, Omar y su hijo Hicham han construido una hermosa torre, para la reserva de agua, de 8,5 m. de altura, que ahora alberga un depósito de 4 m3de agua del pozo de nuestro jardín, que podremos utilizar tanto para el riego como para instalaciones sanitarias.  

Después de que las medidas de confinamiento se aligeraron un poco, nos alegramos de reencontrar en el  monasterio a nuestros amigos y vecinos, y de ser invitados a participar en alguna comida festiva, en una u otra  casa, con motivo de la fiesta musulmana del Aïd el-Kebir, este año, comenzó el 31 de julio. También  reencontramos con gran alegría, en la iglesia, a nuestras Hermanas Franciscanas, que durante todo el  confinamiento debían seguir por skype la Eucaristía del monasterio. 

El golpe del Covid

Si durante la primera oleada de la pandemia, solo hubo algún caso aislado de Covid19 en nuestra región, en  la segunda ola llegó a golpearnos de frente. El 1 de diciembre, los dos padres Jean-Pierre y el Hno. José Luis  fueron hospitalizados en Rabat. Al día siguiente, las autoridades sanitarias de Midelt pidieron al hermano Antoine y a Mons. Giovanni, que dieron resultados positivos del test PCR, que se mantuviesen en cuarentena,  con tratamiento, en el monasterio. Después de ocho días en el hospital, seguidos de diez días de convalecencia  en la casa diocesana de Notre Dame de La Paix, en Rabat, nuestros tres hermanos regresaron a la comunidad,  cansados pero felices. Su recuperación se prosigue en comunidad. Durante este período, nuestras Hermanas  Josefina y Marie, hospitalizadas en Casablanca, unos días antes que nuestros hermanos, fallecieron. La  tristeza es muy grande por su partida inesperada, pero estamos seguros de que nos precederán en el Cielo, y  que ahora interceden por nosotros y por sus amigos y vecinos de Midelt y Tatiouine. 

La vida recupera su ritmo en el monasterio, y este invierno aprovecharemos el calor de una pequeña capilla de invierno, habilitada para la oración comunitaria, justo antes de Navidad, en la Sala Capitular.  Con nuestros mejores deseos para cada uno de vosotros, para el año 2021, esperando la canonización del  Beato Carlos de Foucauld. Lo que será un acontecimiento para nuestras Iglesias del Norte de África.

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