El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado
1.-Introducción.
Señor, en este día te pido que me hagas comprensivo con los errores y defectos de los demás. Para eso sólo debo hacer una cosa: mirarme a mí mismo. No necesito buscar escándalos fuera. El escándalo lo llevo en mi propio corazón: no soy coherente, soy duro con los demás, soy demasiado condescendiente conmigo mismo. Hazme bueno para crear bondad a mi alrededor.
2.- Lectura sosegada del evangelio. Marcos 2, 23-28
Caminando Él a través de las mieses en día de sábado, sus discípulos, mientras iban, comenzaron a arrancar espigas. Los fariseos le dijeron: Mira, ¿cómo hacen en sábado lo que no está permitido? Y les dijo: ¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre él y los suyos? ¿Cómo entró en la casa de Dios, bajo el pontificado de Abiatar, y comió de los panes de la proposición, que no es lícito comer sino a los sacerdotes, y los dio asimismo y a los suyos? Y añadió: El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Y dueño del sábado es el Hijo del hombre.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
Las tres grandes instituciones de los judíos eran el Templo, como consagración del espacio para Dios; el sábado como consagración del tiempo; y la Ley, como expresión de la voluntad de Dios. Pero las tres instituciones han sido deformadas por el hombre. El sábado dejó de ser día de descanso para estar con Él y servir a los hombres. El Templo se convirtió en “lugar seguro” para cometer impunemente todo tipo de injusticias; y la Ley, instrumento de libertad y de vida, se convirtió en carga pesada y fuente de esclavitud. Jesús no podía estar de acuerdo con esa manera de entender la religión. Y dijo la frase más escandalosa para los fariseos de todos los tiempos, pero la más bella para toda la humanidad. “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado”. Las leyes son para servir al hombre y no para esclavizarlo. Sólo con el cumplimiento de esta ley desaparecería todo fanatismo, toda intransigencia, todo fundamentalismo. El hombre dejaría de ser “lobo para el hombre” y se convertiría en hermano.
Meditación del Papa Francisco
“Y la Iglesia está llamada a vivir su misión en la caridad que no señala con el dedo para juzgar a los demás, sino que –fiel a su naturaleza como madre – se siente en el deber de buscar y curar a las parejas heridas con el aceite de la acogida y de la misericordia; de ser «hospital de campo”, con las puertas abiertas para acoger a quien llama pidiendo ayuda y apoyo; aún más, de salir del propio recinto hacia los demás con amor verdadero, para caminar con la humanidad herida, para incluirla y conducirla a la fuente de salvación.
Recuerdo a san Juan Pablo II cuando decía: «El error y el mal deben ser condenados y combatidos constantemente; pero el hombre que cae o se equivoca debe ser comprendido y amado […] Nosotros debemos amar nuestro tiempo y ayudar al hombre de nuestro tiempo.». Y la Iglesia debe buscarlo, acogerlo y acompañarlo, porque una Iglesia con las puertas cerradas se traiciona a sí misma y a su misión, y en vez de ser puente se convierte en barrera: «El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos» (Homilía de S.S. Francisco, 4 de octubre de 2015).
4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra ya meditada. (Silencio)
5.- Propósito: No juzgar ni condenar a nadie en este día. Rezar por todos.
6.- Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, me admira el respeto que tienes al hombre, a todo hombre sea de la nación que sea. Desde el momento que Tú te has hecho hombre, nada humano te es ajeno. Haz que yo sepa mirar con esa mirada limpia con que miras Tú. Hazme comprender que el verdadero camino para ir a ti es a través del hombre.
ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA.
Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud, en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén