El dos de enero de 2021 pasará a la historia por ser especial. Por una parte, no pudo celebrarse la ya más que centenaria ‘Misa de la Venida’, en la medianoche de este día en que se conmemora la Venida de la Virgen a Zaragoza. Por otra, tras la misa celebrada por el arzobispo monseñor Carlos Escribano a las doce del mediodía en el altar mayor del Pilar, los descendientes del doctor Royo Villanova hicieron entrega al Cabildo Metropolitano del óvalo antiguo de la Santa Columna. Se trata de un cerco de metal que marca la parte del Pilar que besan los fieles en el humilladero.
El acto de entrega se desarrolló en la Sala Capitular del templo mariano. El Arzobispo Metropolitano presidió el singular evento, en el cual, tras unas palabras del canónigo Gracia Gimeno, los herederos del doctor Royo Villanova entregaron el óvalo al Deán del Cabildo, el canónigo Aguilar Balaguer, que agradeció la generosidad de los donantes. El secretario capitular, canónigo Torra Cuixart, levantó acta de la entrega.
El óvalo antiguo era de latón y fue sustituido a comienzos de la década de 1940 por uno nuevo de oro macizo costeado a expensas de Royo Villanova. La antigua Joyería Aladrén se encargó de hacer el nuevo óvalo, y el antiguo, en un estuche de terciopelo morado, con placas grabadas en latín y castellano, fue entregado por el Cabildo a tan ilustre donante y devoto de la Virgen.
La iniciativa se enmarcó en la celebración del 1900 aniversario de la Venida de la Virgen e hizo que muchos zaragozanos entregaran sus joyas a Aladrén para que su oro formara parte del nuevo óvalo que es el que actualmente puede contemplarse.
El Cabildo Metropolitano decidirá el destino del antiguo óvalo.
Azul, para recibir el Jacobeo
Un nuevo Año Jubilar Jacobeo quedó inaugurado en la tarde del 31 de diciembre de 2020 con la apertura de la puerta santa de la catedral de Santiago de Compostela. Con este motivo, la fachada de la catedral basílica de Nuestra Señora del Pilar permaneció iluminada con un intenso color azul la tarde noche de ese último día del año, para recibir así el inicio del Año Santo Compostelano.
Durante el mes de enero, se irán iluminando el resto de monumentos situados en cada una de las rutas que conforman el Camino de Santiago, de manera que, a medida que se suceden los días, la iluminación irá acercándose a Santiago, simulando así una Vía Láctea terrestre, que al igual que en el medievo, indica el camino hacia Santiago de Compostela.
