Con ocasión de la Navidad, los obispos de Aragón y La Rioja han escrito una carta dirigida al personal de hospitales y centros de salud para “agradecer de corazón” el servicio que prestan a los enfermos, cada uno desde su puesto de trabajo: “Sois, como decía el papa Francisco en un encuentro con sanitarios, artesanos silenciosos de la cercanía y la ternura”.
La misiva, firmada en nombre de todos los obispos por monseñor Ángel Pérez Pueyo, prelado de la diócesis de Barbastro-Monzón y coordinador de la pastoral de la Salud en Aragón y La Rioja, destaca también el papel de los capellanes, que junto con los sanitarios, “juegan un papel importante de cara a la atención integral a los enfermos y sus familias, estando a su lado y transmitiéndoles el consuelo y la paz del Señor”.
Asimismo, los obispos subrayan el testimonio que supone el propio trabajo cuando se se aúna competencia profesional y humanidad: “Sois ángeles de carne y hueso para los enfermos cuando aliviáis sus dolores y les infundís ánimo y confianza en los momentos más críticos, cuando paliáis su soledad y acompañáis con vuestra presencia a los que mueren. Lo hacéis dando lo mejor de vosotros mismos”.
Apoyo y comprensión
Conscientes del desgaste que supone el contacto diario con el sufrimiento y la muerte, con una entrega “generosa” y en muchas ocasiones “heroica”, los obispos señalan que también el personal de hospitales y centros de salud necesita “ayuda, comprensión, apoyo, cuidados y la colaboración de todos con un comportamiento responsable para no gravar más vuestro trabajo”.
Por eso, invitan a las instituciones sanitarias y políticas a que “cuiden al personal sanitario e inviertan más en recursos humanos”. Además, los obispos rezan por los que están “a pie de cama, al teléfono, en la consulta, el laboratorio, la administración, la farmacia, los servicios de mantenimiento y limpieza, los contagiados que se van recuperando de las secuelas y por los que murieron tratando de salvar a otros”.
“Os deseamos una entrañable Navidad con la esperanza de que en el 2021 remita la pandemia y la vida entre en cauces de normalidad en todo el mundo”, concluye la carta, pidiendo que “el Niño Dios os bendiga a vosotros y a vuestras familias y que María, Salud de los enfermos, os sostenga y os dé paz interior”.