Opinión

Araceli Cavero

Extraña época

15 de noviembre de 2020

Nadie negará que vivimos una época convulsa. Yo diría que más bien triste: el coronavirus que se extiende con una rapidez pasmosa; los infectados y fallecidos se incrementan todos los días dolorosamente; los comerciantes, hosteleros y demás profesionales con gravísimos problemas de supervivencia; los ERTEs que no se cobran; la amenaza del paro llamando a la puerta de muchas familias; los comedores sociales y los bancos de alimentos desbordados… Y lo que nos decían que de esta crisis íbamos a salir más fuertes, nada de nada. Esta segunda fase nos está golpeando más fuerte que la primera.

Pero no es solamente el coronavirus quien nos hace la vida muy dura. Hoy he sentido una tristeza especial al enterarme de que para aprobar los presupuestos se ha recurrido a pactar con Bildu.

Reconozco mi pecado de falta de misericordia en algunas ocasiones. No me falta cuando veo el sufrimiento de las personas, pero no soporto a quienes hacen daño a otras.

Cuando hay personas que se han erigido en dueñas de la vida de otras, no consigo tener compasión de ellas. Cuando se exigía el acercamiento de los presos etarras a las cárceles del País Vasco, mi reacción inmediata era que yo los acercaría cuando volvieran a la vida los que habían sido asesinados por ellos.

Sé que Jesucristo condenaba el pecado, pero no al pecador ¿Y como se consigue esto? Yo no soy capaz.

Seguramente los que así actúan estarán convencidos que lo están haciendo no bien, de lo contrario no se cubrirían las caras con pasamontañas, pero sí según las ideas en las que creen. Estoy segura que si se pusieran de verdad, sinceramente, en el lugar de las víctimas, cambiarían su modo de pensar.

Y todo este discurso es por la extrañeza y el dolor que me ha supuesto la noticia del pacto con Bildu para aprobar los presupuestos. Algo que aseguró el presidente Sánchez que jamás ocurriría. Y es que Bildu-ETA ha dejado de matar ¡Como si eso fuera una concesión a la sociedad! Pero no ha pedido perdón a nadie de sus matanzas, ni siquiera a las familias de sus víctimas. Y no solo de los muertos, sino también de los muchos mutilados que ha dejado tras de sí.

Si al principio decía que estamos viviendo una época convulsa, los digo por las distintas noticias con que nos van “alegrando” el día. Especialmente con la Ley Celaá que, si Dios no lo remedia, va a dejar en la cuneta una gran cantidad de familias usuarias de tantos servicios que, parece que poco a poco se irá cargando.

Qué pena que muchos políticos solo se sientan bien cuando se cargan lo que han hecho los del partido contrario. Desde que se instauró la democracia en España cada vez que el Gobierno cambia de color, cambia la Ley de Educación. Y es que muchos jóvenes políticos quieren darnos ahora lecciones de democracia a los que peinamos canas porque hemos vivido ya muchos años y tenemos mucha experiencia acumulada de como se ha desarrollado la vida en España en los últimos cuarenta años.

Visto lo visto, me pregunto cómo será la nueva realidad que nos están vendiendo ¿Será cierto que hemos aprendido? Pienso que una vez se haya encontrado la vacuna y nos sintamos de nuevo inmunizados, seguiremos explotando el planeta, aprovechándonos de los débiles, recuperando la contaminación, acumulando riqueza y poder, retornar a la sociedad consumista y volver a la “antigua” realidad, como si no hubiera pasado nada. Por mucho que nos pese, yo así lo creo. Ojalá me equivoque.

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