En el Día de la Iglesia Diocesana nos reconocemos como miembros de una gran familia, la de los hijos de Dios. Somos una gran familia en la que participamos y colaboramos. Es una respuesta personal, de cada uno.
Todos formamos la Iglesia y, por eso, nuestra contribución, sea como sea, cada uno según sus posibilidades y sus circunstancias, hace posible la gran labor que desarrolla en multitud de ámbitos. De ahí la primera parte del mensaje de este año: «Somos lo que tú nos ayudas a ser». Es verdad que la Iglesia nace de las manos de Dios, pero es necesario nuestro testimonio y nuestro ejemplo personal. También la implicación en nuestras parroquias y comunidades. Si estamos apasionados por Dios, lo vivimos y lo transmitimos. Pero todo eso lo hacemos juntos, porque somos la familia de los hijos de Dios: «Somos una gran familia contigo».
Como explica nuestro obispo, don Antonio:
Allí donde hay una necesidad, allí está una mujer o un hombre creyente, una pequeña comunidad, dando respuestas afectivas y efectivas, impulsados por su seguimiento a Cristo
El Día de la Iglesia Diocesana es un día en el que tomamos conciencia de lo que somos, pero que tiene que desarrollarse y tener incidencia a lo largo de todo el año.
Desde el bautismo, estamos llamados a participar más en la realidad de la Iglesia, especialmente la que más cerca tenemos: nuestra parroquia. El Día de la Iglesia Diocesana nos ayuda a ser cada día más conscientes de que pertenecer a la familia de los hijos de Dios nos implica íntimamente en su situación y también en la dirección en la que crece.
Solicitar servicios religiosos, por ejemplo, implica también la preocupación por la falta de vocaciones al sacerdocio. No se puede considerar a la Iglesia como algo ajeno a nosotros mismos porque formamos parte de ella.
La acción de la Iglesia, también en nuestra diócesis y desde nuestras parroquias, abarca una gran variedad de ámbitos: enfermos y mayores, catequesis de niños, jóvenes y adultos, multitud de actividades desde Cáritas y Manos Unidas, mantenimiento y restauración del patrimonio religioso; atención a drogodependientes, personas sin hogar, etc.
Se nos invita a colaborar con nuestro tiempo. Hay personas que disponen de él y que lo pueden ofrecer a los demás. A lo mejor, abrir la parroquia para que todos podamos acercarnos a rezar, a estar un rato con el Señor. También con nuestras cualidades. Hay personas que están muy ocupadas: la familia, el trabajo, etc. Sin embargo, tienen una serie de cualidades, de conocimientos, de habilidades que pueden ofrecer a los demás. Por supuesto, todos podemos rezar por nuestra parroquia: por los niños y jóvenes de catequesis; por los sacerdotes y por las vocaciones consagradas y laicales; por los que han fallecido, etc.
También podemos colaborar con nuestro apoyo económico. Un donativo periódico hace posible que la parroquia pueda realizar sus presupuestos con más seguridad y que pueda abordar algún proyecto porque cuenta, en principio, con unos ingresos seguros. En la situación tan difícil, hasta dramática que estamos viviendo, donde todos estamos percibiendo cómo la Iglesia, que es experta en humanidad, como decía san Pablo VI, está dando todo lo que tiene. Las parroquias, los sacerdotes, multitud de voluntarios, han seguido, más, han redoblado su labor para llegar allí donde había necesidad.
El portal de donativos es un instrumento eficaz para realizar un donativo, en la modalidad que se quiera (puntual, mensual, trimestral, anual) a cualquier parroquia en España. cuantía que quieran, para que se puedan seguir ofreciendo lo mejor que tenemos a la sociedad.
El Día de la Iglesia Diocesana es una jornada, también, para la acción de gracias, para todos los voluntarios, catequistas, sacerdotes, religiosos. Todos pertenecemos a la misma Iglesia.
+Nuestra Iglesia pdf con los datos económicos de nuestra diócesis.