Opinión

Araceli Cavero

LA NUEVA NORMALIDAD

4 de octubre de 2020

Es una frase que hemos escuchado muchas veces desde hace algún tiempo. Últimamente no tanto.

Parece que esa nueva normalidad en la que tantas esperanzas habíamos puesto, tardará en llegar. Aunque los científicos y las farmacéuticas se están dando prisa, la tan ansiada vacuna no estará lista tan pronto; al menos, si se hace correctamente el proceso y si de verdad queremos que sea efectiva.

¿Qué es lo que esperamos de la “Nueva Normalidad”? A veces creo que mi deseo es volver a la vida de antes: sin mascarillas, abrazando a mi hijo, a mis nietos y a mis amigas y amigos. Disfrutando de la naturaleza en mis paseos, cogiendo “capazos” con los conocidos… en fin, una vida sencilla que no necesita grandes cosas.

Pero luego pienso ¿Será así para todos? Recuerdo los días del confinamiento cuando las calles estaban vacías de personas y de coches, en que muchos trabajadores quedaron con teletrabajo, con ERTEs, o, lo que es peor, en paro. ¿Cómo vivirán éstos la nueva normalidad? Sólo tuvieron que trabajar los colectivos más expuestos al peligro de contaminación. Si pasaron miedo ¿Olvidarán todo lo que sufrieron?

Pero por otro lado bajó ostensiblemente la contaminación y nos dimos cuenta del maltrato que le estábamos infligiendo al planeta, nuestra casa común, como no se cansa de decir el Papa Francisco.

Por otro lado, es necesario relanzar la economía que conlleva el consumo, para que haya trabajo para todos. Por esto me viene a la mente que nada más salir del confinamiento, el Presidente de Aragón dijo que había que apoyar la venta de coches para que en Figueruelas y alrededores hubiera trabajo. Entonces ¿Dónde queda el problema de la contaminación? Quizá el coche eléctrico sea la solución, siempre y cuando se utilicen para su construcción energías renovables. Si no es así, de nada servirá la nueva realidad. Quizá se hayan dado cuenta y por eso no se hable tanto de ella últimamente.

¿La Nueva Realidad nos hará más humanos, más fraternos? Quizá algunos hayamos aprendido algo; otros no mucho.

Los que no parece que estén muy por la labor son algunos políticos y miembros del Gobierno que nos dan cumplido ejemplo de lo que no debe ser una relación de compañerismo. Quizá sea porque deben justificar, de cara a la galería, que están en contra de lo que dicen los del grupo contrario.

Pero, personalmente, me molestan en gran manera todas esas discusiones que no llevan a solucionar los problemas de las personas, sino solamente a salir en los medios de comunicación para solaz de unos y aburrimiento de los más, de los que queremos que el Parlamento sirva para otra cosa que no sea echarse en cara unos a otros el modo de hacer política.

Ojalá que la nueva normalidad sea verdaderamente nueva y el mundo sea mejor de lo que lo hemos estado haciendo hasta ahora. Que no lo olvidemos, somos nosotros quienes lo debemos hacer distinto.

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