La visita del Nuncio a nuestra diócesis tuvo gran contenido pastoral y espiritual. Mons. Bernardito Auza, acompañado de nuestro obispo, Ángel Pérez, y del de Teruel y Albarracín, Antonio Cantero, compartió oración con la congregación de las Hermanas Pobres de Santa Clara, uno de los pulmones espirituales de Barbastro-Monzón. La comunidad religiosa dio las gracias por el regalo de los 25 años de esta diócesis, expresando su gratitud “por tanta gracia y por tanta vida, tu Vida, que ha llenado, llena y llega hasta el último rincón de nuestra iglesia diocesana” con este decálogo:
• Gracias porque hace 25 años pensaste y diste vida a nuestra Diócesis Barbastro-Monzón para que peregrine hacia Ti, en comunión de hermanos, en esta tierra de Aragón.
• Gracias porque durante estos 25 años nos has regalado en nuestra Diócesis, Pastores “según tu Corazón” que han sabido guiarla, cuidarla y servirla.
• Gracias porque durante estos 25 años nos has regalado sacerdotes en nuestra Diócesis que encarnan tus Misterios, los misterios que celebran.
• Gracias porque durante estos 25 años nos has regalado en nuestra Diócesis consagrados que nos muestran la belleza de seguir a Cristo de cerca con radicalidad y entusiasmo.
• Gracias porque durante estos 25 años nos has regalado en nuestra Diócesis laicos llamados a ser luz y sal de la tierra.
• Gracias porque durante estos 25 años nos has regalado en nuestra Diócesis catequistas comprometidos en la trasmisión de nuestra fe a los más jóvenes y niños.
• Gracias porque durante estos 25 años nos has regalado el sueño hecho realidad de los animadores de la comunidad que prolongan tu presencia y tu ternura a dónde y cuándo nuestros sacerdotes no pueden llegar.
• Gracias porque durante estos 25 años nos has regalado en nuestra Diócesis el testimonio y el caudal de fortaleza que nuestros enfermos han derrochado a favor de todos nosotros, miembros predilectos de nuestra familia diocesana.
• Gracias porque durante estos 25 años nos has regalado en nuestra Diócesis agentes y voluntarios que muestran la acción caritativa de nuestra Iglesia.
• Gracias porque durante estos 25 años nos has regalado ser miembros de esta gran familia diocesana llamada a evangelizar para que “nadie se pierda”. Gracias, Señor
El encuentro concluyó con el canto del Himno Martirial, cuyo estribillo repite: Seréis los testigos de que sigo vivo,/ y de que no hay nada más grande que mi Amor./ Quién entrega su vida refleja la mía,/ y habla al mundo de mi gran revolución./ Testigos del Alto Aragón, somos Barbastro-Monzón