Domingo XXVIII, tiempo ordinario: 11 de octubre de 2020

Raúl Romero López
5 de octubre de 2020

AMBIENTACIÓN

“Un banquete no significa mucho para el que puede satisfacer su hambre todos los días; pero para los que acostumbran a pasar hambre diariamente, puede ser una ocasión única para quitar las penas. En concreto, el banquete de boda era la única ocasión que tenía el pueblo sencillo de celebrar una fiesta y olvidarse de la dura realidad de una vida cuyo primer objetivo era la subsistencia” (F. Marcos).

LECTURAS DEL DÍA

1ª Lectura: Is. 25,6-10ª.    2ª Lectura: Fip. 4,12-14.19-20.

EVANGELIO

Mt. 22,1-14

En aquel tiempo, volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo, diciendo:

– «El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados encargándoles que les dijeran: “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda”. Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.

El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.

Luego dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda”. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales.

Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?”. El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: “Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.

Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos».

REFLEXIÓN

1.– Jesús invita a todos a la fiesta

El Reino de Dios se parece a unas bodas. Y en las bodas hay alegría, música y baile. El primer escrito del Papa Francisco nos habla de la “Alegría del evangelio”. Jesús, en sus parábolas más importantes nos habla de “un tesoro” (lo más valioso) y una perla (lo más precioso); de una pesca abundante; de un Pastor que encuentra a su oveja; de un padre de familia que saca del arca el vestido de fiesta.  El Evangelio está lleno de expresiones que nos conducen a la idea de Fiesta, de Abundancia, de Vida plena. Y es un tema ESENCIAL en la espiritualidad cristiana y en la presencia de la Iglesia en el mundo. Servir a Dios es reinar = «vivir como un rey».  A los tres años de vida pública de Jesús bien pueden considerarse como la gran fiesta de la vida. En estos años ocurren cosas como éstas: el agua se convierte en vino (Jn. 2, 1-12). las redes se llenan de peces ( Jn. 21,6). los cojos comienzan a saltar (Lc. 7,22). los leprosos quedan limpios (Lc. 17,10-20). lo ciegos recobran la vista (Lc. 20,29 s). los mudos recuperan el habla (Mc. 1,35 s). los sordos el oído (Lc. 7,22 s). Y hasta los muertos resucitan (Lc. 7,11-16; Jn. 11,1-44). Uno se pregunta: ¿Qué son los milagros de Jesús sino una consagración del mundo a la alegría y a la fiesta? ¿Qué son los milagros de Jesús sino la reivindicación de los hombres y mujeres de este mundo al derecho a ser felices?

2.– Un banquete de bodas y un regalo inaudito.

En nuestra liturgia, siempre hay una estrecha relación entre el evangelio y la primera lectura. Y no es extraño pensar que Jesús, al proclamar esta parábola, tuviera presente a Is. 25. Aquí se nos habla de “platos sustanciosos y vinos de solera”. Es una manera de expresar la abundancia y la calidad de la comida y la bebida en esa fiesta familiar. Y no olvidemos que se trata no de una boda cualquiera sino la boda del hijo del rey. Naturalmente que ese Rey es Dios y ese Hijo es Jesús para nosotros. Por eso hay un precioso detalle que hay que tener en cuenta: el inaudito regalo del rey a los invitados: “Romperá el velo que cubre a las naciones” ¿De qué velo se trata? Del velo del luto. “Aniquilará la muerte para siempre”. En la invitación a una boda tan importante, el Rey debe impedir aquello que “frustra todas las alegrías” y nos incapacita para una fiesta auténtica. Estas palabras de Isaías se cumplen en la Resurrección de Jesús. Sin destruir la muerte no puede el hombre ser feliz. La muerte es el aguafiestas de todas nuestras alegrías. Esto es más importante recordar en estos días de Pandemia. La muerte no es el final. Dios Padre nos espera para que nos sentemos en su mesa y seamos siempre felices.

3.- ¿Qué significa ese que no lleva vestido de bodas?

El Concilio Vaticano II en la maravillosa Constitución sobre la Divina Revelación, nos habla de las etapas en la formación de los evangelios: la de Jesús histórico, la de los discípulos y la de los evangelistas. Aunque todo es palabra inspirada, puede haber palabras de los evangelistas que no corresponden a las que dijo Jesús. Y eso ha ocurrido aquí. Si el dueño manda a los criados a salir a los campos y los caminos, lo normal es que vengan a la boda con sus ropas sucias y sus zapatos llenos de polvo. ¿O sale alguien a trabajar vestido de traje de boda? Pero el evangelista Mateo está preocupado porque en su comunidad se está enfriando la caridad  y quiere impedir que entre gente floja y superficial. Era muy fácil entrar a formar parte de la comunidad y aprovechar todas las ventajas, incluso sociales que eso importaba, pero sin cambiar las actitudes y vivir de manera acorde con el evangelio. Nada más fácil que confesarse creyente, pero nada más difícil que entrar en la dinámica del verdadero cristianismo.  Son intenciones muy laudables del evangelista, pero no estaban en la parábola de Jesús. La parábola de Jesús terminaba como aparece en Lucas: 14,23: “La casa se llenó de comensales”.  A Jesús no le estorba nadie y menos los pobres que andan por los caminos del mundo con ropas viejas y sandalias cubiertas de polvo.

PREGUNTAS

1.- ¿Me encanta un Dios que sólo piensa en hacerme feliz?  ¿Me preocupan las falsas imágenes que hay en el mundo sobre Dios?

2.- ¿Tengo experiencia de estar a gusto con Dios? ¿Doy gracias a Dios por el regalo de mi futura resurrección?

3.- ¿Vivo contento con mi fe? ¿Me siento orgulloso de ser cristiano?  ¿Me brillan los ojos como al que ha descubierto un tesoro?

Este evangelio, en verso, suena así:

Un rey preparó un «banquete»,

al que estaban «invitados»

el Pueblo, los Fariseos,

los Sacerdotes y Ancianos.

Les anunciaba la «boda»

de su joven hijo amado,

pero, «indiferentes» todos,

no le hicieron ningún caso ..•

Ahora estamos nosotros

por este rey «convidados».

Dios espera que asistamos

a la fiesta, «trajeados»,

El Banquete de su Reino

nos ofrece muchos «platos»

de amor, verdad, paz, perdón,

gozo, alegría, descanso.

No podemos, con excusas,

rechazar estos «regalos».

Con nosotros, en la mesa,

está el mismo Dios sentado.

La escucha de su Palabra,

sentirse buenos hermanos,

la comunión con JESÚS,

son exquisitos «bocados».

Gracias, por este Banquete

que han preparado tus manos.

Gracias, Señor, por el Pan

que besarán nuestros labios.

(Compuso estos versos José Javier Pérez Benedí)

Oración mientras dura la pandemia.

Dios todopoderoso y eterno, refugio en toda clase de peligro, a quien nos dirigimos en nuestra angustia; te pedimos con fe que mires compasivamente nuestra aflicción, concede descanso eterno a los que han muerto por la pandemia del «corona-virus», consuela a los que lloran, sana a los enfermos, da paz a los moribundos, fuerza a los trabajadores sanitarios, sabiduría a nuestros gobernantes y valentía para llegar a todos con amor, glorificando juntos tu santo nombre. Por JNS.  Amén.

PDF: https://app.box.com/s/3qen6sisx67kg5n8q01w8cel1ot3lj89

Este artículo se ha leído 100 veces.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Compartir
WhatsApp
Email
Facebook
X (Twitter)
LinkedIn

Noticias relacionadas