¿Cuáles son los ingredientes de una buena historia? A las puertas de la LIV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, en el domingo de la Ascensión del Señor, el papa Francisco nos recuerda que el hombre es un “ser narrador”, ávido de relatos inspiradores que le ayuden a tejer su vida, y tejerla bien. Claro que, para tal fin, no todas las historias sirven y algunas se convierten en meros productos de consumo rápido, cuando no destructivos, en este maremágnum de nuevos medios, formatos y sobreinformación.
Por eso, hoy más que nunca necesitamos historias buenas, llenas de esperanza, sin olvidar que “mientras que las historias utilizadas con fines instrumentales y de poder tienen una vida breve, una buena historia es capaz de trascender los límites del espacio y del tiempo”. ¿Dónde inspirarse? El Santo Padre apunta directamente a la Historia de las historias, la Biblia. Narrada por Dios y cuajada de personajes, tramas y vivencias, encierra una historia de amor sin comparación, la de Dios y la humanidad, un argumento sólido, transformador y vigente.
En esta línea se manifiesta también el arzobispo de Zaragoza, D. Vicente Jiménez Zamora, quien anima a comunicar esperanza en tiempos de pandemia: “No es hora de callar ni de recluirnos en las sacristías, sino de clamar desde las azoteas y de usar de los instrumentos del universo digital para que la Palabra de Dios en su encarnación actual llegue a todos los hombres de buena voluntad”.
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