Cómo vivo la pandemia en Bolivia

Diócesis de Tarazona
25 de mayo de 2020

En abril, ya hablamos de cómo se estaba viviendo la pandemia en Bolivia. Hoy, el sacerdote de la diócesis de Tarazona, Florián Cuenca, que se encuentra en la misión de Cochabamba desde hace más de año y medio, escribe esta carta relatando cómo está siendo el día a día en el país andino.

Queridos amigos: hace mucho que no me he comunicado con vosotros, pero es que encerrado en casa desde hace dos meses y cerradas las guarderías, centros y templos hay muy poco que comunicar. Aquí la cuarentena ha sido y es más fuerte que en España. La verdad es que la gente la ha guardado más o menos al principio, pero ahora, muchos han comenzado a poner pequeños puestos de venta de verduras, fruta y comidas cocinadas en casa para poder sobrevivir. Las calles principales están con mucha gente que sale aún cuando no se puede. En teoría solo se puede salir un día a la semana, por la mañana, según la última cifra del carnet de identidad y los niños y ancianos ningún día. La policía no suele vigilar, salvo un poco en el centro de la ciudad, seguramente porque el gobierno se da cuenta de que es la única manera de que la gente pueda sobrevivir.

Se insiste en que permanezcamos en casa, pero para muchos su casa es un cuarto como cualquier salón de vuestras casas en que están viviendo de cinco personas para arriba. Esto está provocando violencia familiar, muertes de género, de niños violaciones, problemas sicológicos.,, Es decir más problemas que el contagio del virus, aunque son consecuencia de la cuarentena.

El problema económico y de supervivencia en las familias es muy duro. Ahora ya dejan salir a trabajar a la construcción y algunas empresas. Pero no permiten el transporte público ni privado, ni en las ciudades ni entre pueblos, ni interprovinciales, etc.

El sacerdote Florián Cuenca en el centro, junto con Prosper Mbabazi (dcha), y otro sacerdote.

Hay que tener en cuenta que el 82 % de la población no tenía ni tiene contratos laborales. Cada uno trabaja donde y como puede y se vive totalmente al día, incluso hasta los que tienen trabajo más o menos regulado, la mayoría muy precario y mal pagado. Ante este problema el gobierno decidió dar 400 bolivianos (53 euros) a cada familia que no tenga nadie con contrato laboral u otra entrada económica y 500 (66 euros) bolivianos por hijo; pero esto dura pocos días en familias numerosas que no tiene nada. En la parroquia hemos repartido más de cien bolsas de alimentos, pero tampoco dura mucho. Ahora estamos ayudando a todas las familias que traen hijos a las guarderías y al comedor. Lo haremos con lo que estamos ahorrando de alimentación al tener todo cerrado.

Para empeorar la cosa, gente de municipios cercanos a Cochabamba en protesta a esta situación, dicen que, promovido por el partido del gobierno anterior, han cortado, durante una semana, con barricadas una carretera por donde pasan los camiones de basura de la ciudad. Hemos estado una semana con la basura por las calles. Junto con otras manifestaciones en otras ciudades piden comida, poder trabajar, agua que se pueda beber, flexibilizar la cuarentena, etc. Otra mucha gente que vive del transporte privado pide está pidiendo al gobierno poder trabajar porque ya no tienen para comer. Están tratando de ver cómo hacer el transporte de personas con medidas seguridad sanitarias, cosa muy difícil.

Por lo que me dicen también en España está empeorando todo, especialmente lo económico, pero aquí se multiplica por muchísimo más. Aquí la sanidad deja mucho que desear, aunque gracias a Dios, salvo en la provincia de Santa Cruz, aún no tenemos un excesivo número de casos, aunque siguen aumentando día a día.

Yo no me he aburrido ningún día. Rezando, leyendo, preparando oraciones-celebraciones en casa y reflexiones que envío a gente de la parroquia todos los días por whatssap, (insisto mucho y les ayudo para que descubran y vivan el encuentro con Dios en el Pan de la Palabra con que se nos hace realmente presente hablándonos), preparando unos ejercicios espirituales para una congregación de religiosas, hablando por teléfono con uno u otro, etc. No tengo tiempo de aburrirme, pero sí que me canso ya de tanto día encerrado y sin poder ver a casi nadie de los que frecuentamos en Eucaristías, grupos, encuentros, en vistas a familias, padres de niños de guarderías, educadoras etc. La verdad es que saltando nos las normas, desde hace unos días vamos a celebrar la Eucaristía a las tres comunidades de religiosas.

Me he acordado mucho de vosotros en Semana Santa y ahora que ya habéis comenzado las celebraciones en los templos. Nosotros todavía no hemos abierto los templos. Esperamos que comenzaremos a principios de junio. De todos modos estoy seguro que Dios sigue derramando su Gracia de muchas maneras fuera del templo, aunque no sea perceptible. Dios nunca abandona a su pueblo. Nuestra misión es tratar de que la gente lo sepa y descubra sobre todo, como os decía, en el Pan de su Palabra que realmente alimenta el espíritu.

Ya no os canso más. Un abrazo para todos.

Florián Cuenca

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