El Seminario es Mi Casa

Iglesia en Aragón
23 de abril de 2020

Los Sacerdotes Operarios Diocesanos que colaboran en la formación vocacional del Seminario Menor de Aragón, en Zaragoza, han rediseñado las actividades para adolescentes y jóvenes que tenían previstas para este tercer trimestre de curso. Al prorrogarse el estado de alamar que nos obliga a continuar confinados en nuestros hogares, ha surgido la iniciativa El Seminario es Mi Casa, una serie de propuestas educativas para seguir dando continuidad a la tarea de acompañamiento y formación a los seminaristas menores; o, mejor dicho, a los adolescentes y jóvenes que quieran seguir esta acción y, como nosotros, plantearnos a qué nos está llamado Dios, aquí y ahora.

¿En qué consiste ‘El Seminario es Mi Casa’?

La iniciativa es similar a la que ya hicieron en Semana Santa. Cada dos o tres días, y por medio de su blog, https://seminariomenordearagon.wordpress.com/, irán proponiendo las estaciones del Vía Lucis para entender, disfrutar, orar e implicarnos en esa mirada vocacional de Jesús Resucitado. Juntos recorrerán este camino de luz por el que Dios nos llama a la vida, y una vida en plenitud. Así, en cada estación encontramos motivaciones, preguntas, oraciones, textos de la Palabra de Dios, reflexiones, subrayados de la carta del Papa a los Jóvenes “Christus Vivit”, ideas y sugerencias variadas que van desde manualidades, canciones, interpretar piezas de obras de arte de la literatura, la música, la pintura o la escultura… hasta el compromiso de asumir un reto para cada día. Y la iniciativa no se abre solo los seminaristas menores de Aragón, sino también a todos los adolescentes y jóvenes ¡y sus familias! Una propuesta pastoral para todos los del hogar y por medio de la cual cada uno debe familiarizarse con ese encuentro personal con Cristo Resucitado.

Y esto… ¿para ser curas?

Los sacerdotes operarios tiene claro que todo este material no solo sirve para «ser curas» sino, y sobre todo, «para ser auténticos cristianos. Chicos y chicas, y familias, que quieren ser testigos de que Cristo Vive. Y nos necesita. Como necesitó de María Magdalena y las mujeres, de Pedro y de Juan, de Tomás, de los Doce apóstoles, de los dos caminantes de Emaús, ¡hasta de los soldados que custodiaron su sepultura! Quien se encuentra con Él sabe que, de entrada, ya te está llamado a ser su discípulo. Él pone brasas en el corazón. Pero aún más, pues quien le sigue a Él sabe que está llamado a ser apóstol, es decir, enviado. Él envía a comunicar estas cosas. Y en esto ayudamos a los adolescentes y jóvenes, a que disciernan y se sientan acompañados a ser discípulos y apóstoles, enamorados de quien sabemos que nos ama y enviados a una vocación concreta, particular, única, divertida, necesaria para el mundo. Lo tenemos claro: Dios nos llama a la Vida, Jesús el Resucitado al seguimiento y el Espíritu Santo al testimonio. Para todos».

 

 

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