Habrás escuchado en varias ocasiones los beneficios para la salud del ejercicio físico, y es probable que conozcas su impacto en el contexto social de las personas. Sin embargo, la educación sobre el papel que juega el cuerpo en el conjunto de nuestro ser es una asignatura pendiente en nuestra educación física.
El conocimiento de nuestro cuerpo puede abrirnos la puerta al conocimiento de nuestro interior. La relación entre mente y cuerpo es recíproca, y en el ejercicio físico el cuerpo y las emociones entran en constante comunicación interna con continuos cambios de estado. El cuerpo forma parte de nuestro ser y, por tanto, de nuestro conjunto: mente, cuerpo y espíritu.
El cuidado del cuerpo es cosa de todos, todos lo portamos y a todos nos comunica constantemente nuestra fortaleza o debilidad. Sin embargo, la falta de consciencia corporal en ocasiones nos impide detectar esas alertas que nos presenta en la musculatura (con falta de fuerza o flexibilidad), en las articulaciones (alterando la movilidad y dolores) y en nuestro postura corporal (malas posturas por cansancio vital o estrés).
La comunicación entre todas las áreas de nuestro ser es bidireccional, siendo por tanto imposible que la influencia no sea recíproca y conjunta. Todo cambio de humor viaja por medio de moléculas mensajeras a todas las partes del cuerpo, alterando la actividad química básica de cada célula. Pero es interesante recalcar el sentido contrario de la comunicación: el ejercicio físico también puede modificar positivamente nuestra fisiología y estado interior.