¡Jesucristo ha resucitado! ¡Enhorabuena! Bendita la hora en que Nuestro Señor ha vuelto a la Vida, y nos ha Salvado de una vez para siempre. Nuestro mejor Amigo, Jesús, ha vuelto en Vida Nueva y ha vuelto para siempre. Nos trae Gloria, Alegría y Paz a nuestra casa. En este caso, nunca mejor dicho. Cristo ha terminado con todo confinamiento del alma, logrando que la cuarentena del cuerpo pueda ser vivida en libertad de espíritu. Nos trae la libertad de los hijos de Dios.
Con esa libertad, acaba por fin con todos nuestros pecados. El pasado de muerte se ha esfumado, porque Cristo ha descendido a los infiernos y ha resucitado. Ha resucitado al tercer día para acompañarnos. Está con nosotros: en la Sagrada Eucaristía; en la Oración, cuando dos o más estamos reunidos (cf. Mt 18, 20); en la familia; en el Amor fraterno; y en medio de nuestros quehaceres de la vida ordinaria, una vida cotidiana en confinamiento que Él convierte en algo, sin duda, extraordinario.
Me brotan estas palabras ahora que Nuestro Señor ha resucitado, por la gran alegría de que se llena el alma cuando Nuestro mejor Amigo, cuando el Amado, ha vuelto a la Vida. No hay alegría más grande ni día más dichoso.
Pero, nosotros, tú y yo, ¿hemos resucitado con Él? ¿Hemos dejado atrás nuestro pecado: la muerte, el mal, los odios, los rencores…? Para eso ha resucitado. Cristo ha resucitado por nosotros y nuestra Salvación: actual y eterna. Porque Él, Jesucristo, es el mismo ayer y hoy, y por los siglos (cf. Hb 13, 8). El Papa Francisco nos ha recordado estos días que «Dios es aliado nuestro, no del virus», ni de los males del mundo. Dios mismo ha venido, en carne y hueso, y ha resucitado hoy. Por mí. Por ti.
Animados por esta alegría de la Resurrección que ya está aquí, ¡seamos rebeldes!, despertemos a una Vida Nueva, a un Mundo Nuevo. ¿El camino? El amor, el perdón, la Gracia. ¿Con quién? Con Dios, con los demás, conmigo mismo. De este modo, sacaremos adelante la contrarrevolución del querer. Del querernos.
«Ha resucitado como había dicho» (Mt 28, 6). Y nosotros, ¿hemos resucitado con Él?
