El papa Francisco quiere estar con el pueblo. Orar mucho por las personas y familias que conforman nuestras comunidades es esencial e indispensable en todo tiempo, no solo en momentos de pandemia y confinamiento. Pero lo que estamos viviendo es esto, las autoridades sanitarias y todas las demás autoridades dicen que mejor #yomequedoencasa… ¡bienvenida realidad!, ¡bienvenidos signos de los tiempos!
En estos momentos, la creatividad del pastor se crece: unas veces delante del rebaño… otras en medio… otras detrás y, ahora, abriendo otras puertas. Y no solo los pastores… también los laicos.
Les propongo tres ejemplos + uno
El primero, el de un sacerdote joven en el zaragozano barrio de ‘Las Fuentes’. Samuel Pérez nos cuenta que «su parroquia de Cristo Rey es tan real como siempre y los lazos de comunión, tan estrechos. Pero, en estos momentos, es urgente mantener la comunicación». Internet se vuelve puerta y ventana, Whatsapp es canal de cuidado y la música una clave para vivir con serenidad estos momentos.
Ramón Maneu es un carmelita de los de «la Parroquia del Carmen» y esa comunidad sigue dando de comer a todo el que se presenta… «estamos viendo muchos rostros nuevos». La coyuntura ha obligado a contratar cocineros profesionales, pero los voluntarios que no están en grupos de riesgo siguen. «Tenemos que seguir dando de comer, es el signo de la caridad que hace auténticas a nuestras celebraciones». Prevé que, al final de la emergencia sanitaria habrá que volcarse más, «porque van a surgir nuevas necesidades».
Además, José María Albalad, laico y director de Oficia, habla de «los cambios que ha experimentado la comunicación de las diócesis aragonesas: ‘Iglesia en Aragón’ no puede imprimirse en papel, pero la creatividad nos lleva a nuevos canales». Boletín digital gratuito los martes y los viernes, 24 horas con la Virgen del Pilar, la webcam del Cristo de los Milagros…
+ uno… o, mejor, + una
Es Teresa Narbona. Trabaja también fuera de casa, en el ámbito del trabajo social. Aunque es sevillana, de Estepa, el matrimonio le trajo a Zaragoza, después de compartir su vida en Bangassou (República Centroafricana). Hoy tiene tres hijos y ha organizado algo así «como un campamento para estos días de confinamiento… horario fijo, desayuno, oración, asamblea para organizar el día…». Un testimonio de los que inspiran.